Turistas
cubanos en Cuba
Tania Díaz Castro
LA HABANA, junio - No sé si lo que ocurre en Cuba ocurre en otro país
del mundo: cubanos nacidos y criados aquí vienen a hacer turismo en la
Isla años después de haber emigrado. Aún aquellos que
marcharon no por problemas políticos sólo visitan Cuba cuando
obtienen la ciudadanía norteamericana, por temor a las represalias de las
autoridades del régimen castrista.
Mi amigo Pepe vino por segunda vez a Cuba, donde se pasó varias
semanas. Alquiló por dólares una casa en la zona playera de
Guanabo, compró alimentos para él y toda su familia -la de aquí
y la de allá- en las tiendas recaudadoras de divisas, alquiló un
Jeep (por los baches de las calles) en dólares también y hasta
compró la gasolina en bolsa negra.
Por último, visitó Varadero por espacio de varios días
para recordar aquellos viejos tiempos, cuando de muchacho iba en una simple
guagua con otros amigos y amigas y se hospedaban por pocos pesos en una casa de
huéspedes. En Varadero, me contó Pepe, se sintió como un
turista millonario y andaba con una chapilla en su puño derecho para
poder transitar por toda la península de Hicacos sin ser molestado por la
policía.
- Vi a Cuba como la vio Cristóbal Colón al descubrirla. ¡Fascinante!
-me dijo.
Disfrutó de cenas tradicionales con langosta y camarones, de
ingeniosos cocktails, de paseos en botes, expediciones...
- Pero me voy con tremendo dolor en el pecho al pensar que el trabajador
cubano no puede hacer lo mismo que yo -agregó.
Sin embargo, Pepe no ha visto nada. Cuando se lo aseguré, me aclaró
que se fijó bien en las deprimentes instalaciones comerciales para los
cubanos de Cuba, que ofertan sus productos de pésima calidad en moneda
nacional. Vuelvo a decirle que no vio nada y me cuenta que visitó solares
en La Habana donde familias numerosas duermen bajo barbacoas apuntaladas, a
punto de caerse, que visitó el cabaret Tropicana y pudo darse cuenta de
que allí no había cubanos disfrutando del espectáculo, y
que hasta él mismo se sintió como un bicho raro.
- ¡Venir a Cuba de turista es del carajo! -exclamó.
Y yo, no sé por qué, lo comprendí bien. Porque nada de
lo que me dijo mi amigo Pepe me tomó por sorpresa. Ni siquiera que, para
venir a Cuba, utilizara sus ahorros del año como obrero textil en una
factoría de New Jersey.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|