Ay, Aurora
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, mayo - La Habana Vieja y ciertas zonas de Centro Habana muestran
un curioso ejército de barrenderos que llaman la atención del
viandante. Con sus overoles azules, sus carretillas sobre las que transportan
dos tanques plásticos, sus escobas y hasta sus guantes, van cuadra tras
cuadra limpiando de inmundicias las calles. Son hombres y mujeres silenciosos
que no parecen estar muy orgullosos de su labor. Pertenecen a la Empresa Aurora
y pueden llegar hasta los setecientos pesos de salario mensual. Hablar con ellos
se torna casi imposible. Se muestran esquivos y, a veces, huraños. Poco
se puede averiguar con ellos sobre sus condiciones de trabajo, la razón
de su elevado salario en relación con el resto de los obreros cubanos, el
tiempo de sus jornadas laborales, las causas de tan rudimentaria tecnología
para realizar su tarea. Barren, recogen, empujan su carretilla y alguno,
ensimismado, silba una canción.
Ha habido como una retroacción en los métodos de limpieza
urbana. Recuerdo que mi pueblo, cuando yo era niño, se limpiaba muy rápido
y de otro modo. Apenas amanecía, un camión cisterna pasaba
esparciendo agua de un contén a otro. Detrás, una enorme barredora
mecánica cepillaba y absorbía el polvo y los desechos. Por último,
un camión que tañía una campaña para avisar a los
vecinos, recogía los cestos que los pobladores depositaban en las aceras.
Y el pueblo quedaba como para esperar visita. Claro, yo sé que la culpa
la tiene El Bloqueo y que aquellos, los de mi infancia, eran tiempos difíciles
para el pueblo de Cuba.
En el Casco Histórico de la Habana Vieja es donde más profusa
se hace la presencia de los nuevos barrenderos. Catorce conté una tarde
por la calle Obispo. Se les ve por Obrapía, por Mercaderes, por Oficios,
por Empedrado. Batallan contra los desperdicios. La ciudad restaurada ha de
mostrarse en toda su pulcritud para que el turista se lleve una buena imagen de
la obra de la Revolución. ¿Qué es eso de presentarse como La
Lisa o El Diezmero, Pogolotti o El Canal? Ni que fuéramos cerdos. En esos
barrios la gente no se preocupa por la higiene. Los tachos de basura se
desbordan, los albañales corren por los contenes, los yermos se
convierten en vertederos públicos, los desperdicios se amontonan en las
esquinas. No se sabe cómo pueden vivir así.
La Empresa Aurora, con su ejército de barrenderos, garantiza que la
ciudad brille. Si no lo cree, vaya por la zona del Capitolio o por la Plaza de
la Catedral. Allí los verá. No hay frasco de gaseosa que
permanezca tirado sobre los adoquines. No hay hojas muertas que el viento
arrastre a su antojo. Quizás una oblación al pie de las ceibas
permanezca por respeto a los orishas. Pero basura, basura, eso es cosa de otros
barrios que después que acumulan toda la escoria de sus vidas se andan
quejando y cantando aquella canción de la trova tradicional cubana: "Ay,
Aurora, me has echado al abandono y me pudro entre tanta porquería; ay,
Aurora, no me limpias todavía".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|