Hija de Oshún
"trabaja de noche" y está confundida
María Elena Rodríguez, Cuba Voz
LA HABANA, julio - Llamaremos Ana a esta joven de belleza natural, 18 años
y explotada sexualmente por los extranjeros que visitan la isla. Ella concluyó
la enseñanza secundaria y no quiso estudiar, por no ser su vocación,
el curso de Economía que le ofreció el Ministerio de Educación.
Dejó la escuela. Sin embargo, le gusta la playa, bailar, y la ropa de
moda que no le puede comprar su familia.
En cierta ocasión conoció a un extranjero en una discoteca y
entonces comenzó una breve época de autos, tiendas, restaurantes y
discotecas a las que no tenía acceso anteriormente, o sea las
dolarizadas. El italiano regresó a su país. Ana lloró, lloró
mientras esperaba la carta de su amado que nunca llegó.
Pero durante sus días felices con el extranjero Ana se relacionó
con muchachas que "trabajaban de noche", o sea, con jineteras, como
llaman ahora a las prostitutas.
Hace tres años que Giovani desapareció de la vida de Ana y ésta
lleva dos en lo del "trabajo de noche". Ella teme. "Me da vergüenza,
trato de ocultarlo, tengo miedo que me aprese la policía, pero cada vez
conozco más extranjeros, cada vez hay más personas que conocen que
soy jine...", la jovencita no puede concluir, se le apagó la voz y
de sus ojos fluyeron algunas lágrimas.
Luego de calmarse, Ana me explicó que cobra treinta dólares
por noche cuando conquista al turista. Me confiesa que ahora está
desesperada, que necesita ciento cincuenta dólares "para coger Los
Guerreros y la mano de Orumla (deidades africanas del panteón yoruba),
porque mi padrino (sacerdote yoruba) me dijo que estoy en candela. Pero la calle
está mala y para colmo estamos en temporada de carnavales, y la policía
se extrema", precisó.
El asunto es que el padrino de Ana le dijo que puede tener problemas con la
justicia si no hace esas ceremonias y recibe los santos citados. La madre de una
amiga suya le recomendó que comprobara en otras casas-templos lo que le
indicaron, pero la muchacha no cree que haga falta. "Mi padrino no se
equivoca, tengo que conseguir los ciento cincuenta faos".
Por su parte, la amiga de Ana, de 17 años y jinetera, expresó
que ella también quería "coger Los Guerreros y la mano de
Orumla" porque se le ha caído la clientela de extranjeros. La madre
puso el grito en el cielo: "Oye, eso no es como la penicilina, que sirve
para curar infecciones, a lo mejor tú necesitas de otra cosa".
El debate se extendió, pero la mujer nada obtuvo. El asunto concluyó
de la siguiente manera: Ana se esforzaría más para lograr los
ciento cincuenta dólares, y llevaría a su amiga para que se
consultara con el sacerdote de marras, que -según Ana- "vive como un
rey".
Al cabo de cuatro días, Ana hizo sesenta dólares. Se le ven
grandes ojeras y trata de comer poco para ahorrar. Ahora sólo tiene que
conseguir noventa dólares más. "Cuando los consiga taparé
la letra de prisión que me salió en la consulta", afirma.
Hoy, precisamente, me encontré con Ana. La vi triste, cabizbaja. No
ha podido obtener el dinero que le falta. Traté de animarla, y me contestó:
"No tengo salida. Soy hija de Oshún, la diosa del amor, por eso es
que me ha tocado hacer este 'trabajo'. Todos los días le pido a Oshún
que me proteja de ir a prisión hasta que pueda coger Los Guerreros y la
mano de Orumla".
Me preocupa Ana. Le dije que leyera un poco sobre las deidades yorubas, que
a Oshún la caracterizan como una mujer coqueta, voluptuosa, alegre,
fiestera, que le gustan las prendas de oro, la calabaza y el color amarillo, que
es deseada por los hombres, y tiene poderes curativos sobre los vientres de las
mujeres, pero que en modo alguno eso significa que ella esté condenada a
la prostitución. Quizás no sólo los extranjeros exploten a
estas muchachitas cubanas "que trabajan de noche".
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