Duele: Réquiem
por José y Madrigal
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, julio - Los bueyes propiedad de mi familia "desaparecieron"
sin dejar rastro el martes 17 de julio del patio de la casa de mi madre, muy
cercana al poblado de Herradura en la provincia de Pinar del Río. A pesar
de las pesquisas que hemos hecho por nuestra cuenta, a seis días de la "desaparición"
no hemos tenido ninguna noticia de los animales. En cambio, ya le notificaron a
mi familia que le impondrán una multa por el robo de los bueyes.
Jamás pensé que alguna vez tuviera que dar a conocer este tipo
de noticia en primera persona. Nuestros bueyes -de los cuales era mi madre la
propietaria legal y yo quien lidiaba con ellos- siempre dormían tal y
como lo prescribe la ley "debidamente protegidos". Es decir, a tres o
cuatro metros de la sala de la casa, que está enclavada dentro de una
granja estatal (exactamente una Unidad Básica de Producción
Cooperativa o UBPC). Por añadidura, el área donde dormían
los bueyes está perfectamente iluminada y dentro del radio de acción
del custodio que cuida la UBPC.
Siempre tuvimos mucho celo con los bueyecitos. Cuando me veía en la
necesidad de salir a algún sitio distante como las ciudades de Pinar del
Río, La Habana u otras, siempre me preocupaba y regresaba temprano para
ir a recoger los animales para el patio de la casa. Si alguna vez se me hacía
tarde, mi madre se encargaba de que alguien -frecuentemente uno de los custodios
de la UBPC- los encerrara debidamente en nuestro patio. Jamás durmieron
desprotegidos.
Sin embargo, ninguna medida bastó. Los desaparecieron, y nadie vio
ninguno de los múltiples movimientos que implica una operación de
esa índole. De nada valió nuestras precauciones ni los miles de
cederistas, o sea los miembros de los Comité de Defensa de la Revolución
(cuyo lema es: "Con la guardia en alto). ¡Quizás hasta los
ladrones paguen regularmente la cuota de su CDR correspondiente! De nada
sirvieron los cientos de custodios existentes en la zona.
Al igual que para mi madre, ahora también para mí el Sistema
Unico de Vigilancia y Protección (SUVP), el Cuerpo de Vigilancia y
Protección (CVP) al que están afiliados los custodios, la Policía
Nacional Revolucionaria (PNR) y la Agencia de Seguridad y Protección
(AGESP), sólo son siglas de indescifrable significado porque cada día
hay más delitos y cada vez más delitos quedan sin castigo.
La misma noche que se robaron nuestros bueyes también mataron y se
llevaron otro buey en La Jutía, barriada próxima a Herradura, le
robaron la bicicleta del tercer piso al técnico que repara los
televisores de la localidad, picaron las alambradas de las cercas e intentaron
robar ganado en El Carril, otro barrio cercano, entre otros actos vandálicos.
La misma semana que se efectuó en nuestro municipio el acto de
celebración del asalto al cuartel Moncada, en Herradura y sus alrededores
hubo robo de caballos, bueyes, cerdos, carneros, bicicletas, ollas eléctricas,
televisores... de todos estos actos sólo una ínfima parte fueron
denunciados y casi ninguno de estos delitos será esclarecido.
En cuanto a nuestros bueyes -que se llamaban José y Madrigal- no nos
hacemos muchas ilusiones. En su busca ya he recorrido decenas de kilómetros,
y recorreré muchos más hasta totalizar cientos o miles, preguntaré
a todo el que pueda por el buey josco tarrialto y por el prieto tarriabierto,
pero como le ha sucedido a otros recibiré noticias esperanzadoras, me
desvelaré, otearé continuamente el horizonte y contra toda
evidencia jamás perderé la esperanza. ¡Ojalá un día
los encuentre!
Por el momento, sólo nos queda rumiar el dolor de la pérdida,
el oprobio de la sanción, o sea de la multa, y denunciar que este tipo de
escena es cotidiana en los campos de Cuba.
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