Sin cambio
aparente
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, julio - Durante los meses de julio y agosto, los cubanos
disfrutamos de una programación especial de televisión. Las
emisiones de programas de entretenimiento aumenta. Son las películas y
las telenovelas las más esperadas.
Entre las primeras, hay una película española con Julio
Iglesias que resulta del agrado de los cubanos desde hace más de tres décadas.
"La vida sigue igual" es un melodrama al gusto latino. El título,
como la canción del tema, gustaron tanto que pasaron a convertirse en símbolos
de lo que persiste sin alteración y sin límite de tiempo.
Para los cubanos, ciertas constantes en la vida cotidiana reafirmaron desde
entonces que no había cambios. Continuar la vida en el mismo barrio,
habitar en la misma vivienda, recibir la misma e insuficiente cuota de
alimentación, luchar contra mil y una dificultades cotidianas, escuchar
las mismas consignas a sostener una batalla interminable, han constribuído
de una manera u otra a conceder a la "vidita" una inalterabilidad para
muchos sofocante.
Mientras que la microeconomía -digamos, esa economía que se
desarrolla a nivel individual- prosigue, al parecer, su curso, la macroeconomía,
la economía del país entero, ésa cambia.
Según datos de fuentes como la CEPAL, la actividad productiva desde
1999 marcó una importante reactivación, un 6,2 por ciento ese año.
Se mantuvo controlada la inflación (-3 por ciento) junto a una cierta
estabilidad de los precios regulados y se redujeron los precios de los mercados
libres. Después de los cinco primeros años de los 90, los cubanos
pudieron abastecerse un poco más.
Según la fuente antes mencionada, la apertura a la inversión
extranjera continuó ampliándose a los sectores inmobiliario y
energético y se afianzó la restructuración del sistema
bancario. Un volumen de inversiones superior a 4 mil millones de dólares
contribuyó a respaldar sectores como el turismo internacional, la
producción de níquel, la extracción de petróleo y
los servicios de telecomunicaciones.
Hoy, en el 2001, según informaciones del gobierno cubano, esperan
extraer 4 millones de toneladas de petróleo, sin contar con el gas acompañante.
Unas 1,200 unidades empresariales desarrollan lo que se denomina como
programa de perfeccionamiento empresarial. Un nuevo sistema de autonomía
de gestión que parte del autofinanciamiento de empresas públicas
seleccionadas para integrarlo. Estas empresas manejan ya una parte de sus
utilidades de forma autónoma y podrán reinvertirlas con los
objetivos de mejorar las condiciones de trabajo y vida de sus trabajadores.
Aunque no se alcanza el nivel anterior de los años 80, las ventas en
el mercado estatal regulado aumentaron en 6,5 por ciento, en los centros
estatales de alimentación pública en 18,2 por ciento y en los
mercados libres agropecuarios 36 por ciento. Las ventas en divisas en el mercado
interno se incrementó en 9 por ciento. Ya en el 99 un 62 por ciento de la
población tuvo acceso a los dólares de una forma u otra, lo que
atestigua un informe del Economist Unit Intelligence. El salario medio mensual
llegó a 249 pesos, en tanto la tasa de desempleo decreció a 6 por
ciento, según la misma fuente, pero discutida por observadores
nacionales, el mencionado indicador alcanzó un 5,5 por ciento en el 2000
y, siempre según la fuente indicada, este año será de 5,8
por ciento.
En el aspecto político, las movilizaciones masivas marcan el ritmo
interno de la vida del país, mas un serio movimiento interno político
parece realizarse mientras se acerca la celebración de un nuevo congreso
del Partido Comunista que puede ser que dé un lugar a figuras emergentes
en el plano político, consolidadas en los últimos tres años.
También una campaña de control y auditorías se desarrolla,
pues el desvío de recursos, el descontrol financiero y la corrupción
constituyen el blanco que las autoridades cubanas tienen realmente en la
mirilla.
Por su parte, el sector de la oposición, formado por numerosas pequeñas
organizaciones, mantienen su supervivencia sin lograr un verdadero respaldo público,
ni alcanzar una real difusión de sus objetivos, en muchos casos, no muy
claros, gracias al sostén foráneo.
Por un lado la represión, por el otro la desorientación política,
unidas a una dependencia de grupos de poder de la Florida, la mayoría de
las agrupaciones de oposición apelan a vías y procedimientos de
resistencia ya agotados, en tanto su membresía disminuye, sea debido a la
acción represiva o por el continuo éxodo de sus activistas más
experimentados, los que hay que reemplazar constantemente.
Sin embargo, un factor que afecta en gran medida la actividad opositora al régimen
es la falta de profundización en las condiciones internas del país
y el conocimiento del estado actual de la situación interna, pues al
atender a criterios e indicadores provenientes de sectores del exilio floridano,
pero hoy superficiales, desatienden la lógica esencial de los
acontecimientos que abocan en el país hacia una transición más
avanzada.
En tanto, las medidas recientemente adoptadas por el gobierno Bush coadyuvan
a acentuar las dificultades económicas de quienes reciben remesas
familiares, una medida que a la larga estimula sólo la decisión de
emprender el camino hacia la Florida mediante cualquier vía, y al limitar
las visitas de ciudadanos del país del norte a la isla, quienes en cifras
modestas cooperan a trasladar una visión de primera mano de la realidad
de la vida en la isla. Además, medidas implementadas por otras
administraciones tampoco han ofrecido resultados excepcionales y no añaden
nada nuevo a la situación cubana actual. Más valdría para
los hacedores de la política exterior estadounidense que tuvieran en
cuenta ciertos cambios en la población de la isla, más que los
criterios de grupos de poder de la Florida, sin base real entre los cubanos de
acá y buena parte de los de allá, quienes prefieren, sin lugar a
dudas, el acercamiento paulatino al enfrentamiento habitual en las relaciones de
los gobiernos de ambos lados del Estrecho de la Florida.
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