CONTACTO
Magazine. Julio 13, 2001.
Con el ruido de los motores de las naves oficiales de Cuba y los chorros de
agua de mangueras de alta presión aún en sus oídos, los
sobrevivientes del hundimiento intencional del remolcador "13 de Marzo"
recuerdan la masacre ocurrida en aguas cubanas hace siete años.
Más de 40 personas, incluidos niños y adolescentes, perdieron
la vida en aquella tragedia mientras intentaban huir de Cuba rumbo a Estados
Unidos, el 13 de julio de 1994. Los que lograron sobrevivir acusan al gobierno
cubano de las muertes violentas de las víctimas. Embarcaciones marítimas
y naves del Servicio de Guardafronteras de la isla provocaron, ante la mirada
indiscreta de un barco griego, el hundimiento del "13 de Marzo", con
el propósito de impedir la huida de más de 60 personas y borrar
toda huella de uno de los actos más cobardes que recuerda la historia de
Cuba.
Hace sólo unos días, el gobierno de México inició
una campaña publicitaria de gran alcance advirtiendo a sus nacionales del
peligro que corren en el infernal desierto que separa a ese país
latinoamericano de Estados Unidos, por lo que recomendaba evitar el cruce en el
que han perdido la vida cerca de 120 personas en lo que va de 2001, y 491
personas el año pasado. Las autoridades mexicanas explicaban, además,
que por razones constitucionales no podían impedir la salida del país
de su gente, que lo único que estaba en sus manos era persuadir a sus
ciudadanos de que era preferible quedarse en México.
Mientras los gobiernos democráticos del continente asumen posiciones
civilizadas respecto al cuidado de sus ciudadanos, en La Habana, el gobierno de
Fidel Castro, siete años después de la masacre del remolcador "13
de Marzo", todavía califica el hecho de un accidente, se niega a
investigar a los perpetradores y acusa a quienes intentaban huir del país
en aquella fatídica nave de irresponsables.
Es la abismal diferencia que existe entre la democracia y la dictadura,
entre el respeto a los derechos humanos por convicción y el odio
irremediable del que nació para victimario, hacia quienes se niegan a
aceptar como un paraíso el largo infierno comunista que ha vivido Cuba
durante 42 años.
Ciertamente, ocurren muchos horrores en el mundo de hoy. Coches bomba
estallan criminalmente junto a civiles inocentes, hay secuestros, violaciones y
ejecuciones extrajudiciales, pero al menos en América Latina no son los
gobiernos los responsables de estos actos. Lo dramático del sufrimiento
de los cubanos es que su propio gobierno, hasta en el texto de sus leyes,
patrocina las violaciones a los derechos humanos, legitimiza el terror y
justifica sus atrocidades como actos de seguridad nacional. Después, con
infinito cinismo, culpa a la víctimas de sus propias tragedias.
De la misma manera que la historia de Cuba recogió con lujo de
detalles el fusilamiento de ocho estudiantes de medicina por tropas españolas
en 1871, así registrará en el futuro éste y otros muchos crímenes
que se han cometido durante el castrismo, con la más absoluta impunidad.
Y lo peor, con muchos silencios cómplices, dentro y fuera de Cuba.
Para leer el texto completo del testimonio del
sobreviviente Sergio Perodín, cuya esposa y un hijo murieron en el "13
de Marzo" |