Ilegal pero
tolerada
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, julio - Siempre que leo reportes sobre la prensa independiente o
la oposición interna cubanas me asalta la misma duda. ¿Qué es
ilegal, y qué tolerancia? Porque indefectiblemente los dos calificativos
vienen juntos.
Todo reportero que se refiere, tanto a la prensa independiente como a la
oposición interna, no deja de remarcar que se trata de entidades
ilegales, ya que el gobierno no acepta la legitimación de organizaciones
ajenas a su aparato gubernativo y que, además, son toleradas porque la
persecución a que son sometidas reviste características no
tradicionales. Esto crea cierta apariencia de apertura muy conveniente para el
estado frente a los ojos del mundo que espera de Cuba un ambiente más
participativo y pluralista. Pero nada más falso que esa apariencia. El
gobierno cubano no ha cedido un ápice. Todo lo contrario. Aprovecha tal
confusión para reprimir de modo más sofisticado. Simplemente
ocurre que como ya no puede negar la existencia de una oposición interna
y de una prensa alternativa, hace como que la tolera cuando en realidad lo que
no puede es erradicarla. Ni presiones, ni juicios amañados, ni prisiones
injustas han logrado hacerlas desaparecer. Y he ahí el cariz de la
tolerancia con que ahora se quiere matizar.
Si la oposición interna y la prensa independiente son ilegales se
debe precisamente al método represivo que usa el gobierno. De haberse
producido una verdadera apertura se permitiría la legalización de
ellas. De haberse permitido la legalización no sería necesaria esa
aparente tolerancia, sino la asunción plena de su existencia y de su
libre ejercicio.
Por tanto, me niego rotundamente a que se siga con el juego de calificar a
la oposición y a la prensa independiente como ilegales pero toleradas. Ni
son ilegales, ni son toleradas.
Nada es más legítimo, por ende, legal, que el derecho de todo
ciudadano a oponerse a aquello con lo que no está de acuerdo. Lo ilegal,
lo ilegítimo es no permitirlo. Y si quien no lo permite es el poder
establecido, el ilegal es ese poder. La oposición está en todo su
derecho de oponerse. Nada tiene de ilegal. Que el gobierno no permita el libre
ejercicio de los derechos ciudadanos no significa que quien se oponga lo haga
ilegalmente. Sencillamente ejerce un derecho del cual se le priva.
El criterio de tolerada se desmorona por sí mismo. ¿De qué
tolerancia puede hablarse cuando ni siquiera se permite una existencia
gubernamentalmente legal? La tolerancia, aún cuando lleva en sí un
cierto sentido de superioridad por parte de quien, supuestamente, la ejerce y le
otorga un ropaje de seráfico perdona-vidas, es otra cosa. Empieza por
aceptar la existencia de diferencias y la legitimidad de ellas. Nadie tiene
derecho a borrar las diferencias. Nadie está en el derecho de no
tolerarlas. Existen y se asumen, sencillamente. Quien dice tolerar es un tirano
intolerante que se cree superior a los demás. Nadie necesita que lo
toleren sino que asuman su individualidad y sus diferencias. Las diferencias no
son mejores o peores sino diferencias. En esa diversidad, en esa diferenciación
radica la grandeza y la armonía del mundo.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|