¿Hasta
dónde llega el desastre?
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, julio - La actual situación de Cuba sorprende hasta a
aquellos que nos ufanamos de tener los sentidos alertas. Esto se debe, en gran
medida, al poder de la propaganda. Uno valora el entorno inmediato y sabe
perfectamente que las cosas distan mucho de ser como las pinta el régimen
comunista, pero muchas de las cuestiones que te dicen a través de los
medios de prensa se te filtran inevitablemente.
Y esos medios casi nunca presentan una imagen ni dicen una palabra que no
sea favorable al sistema político imperante. Por eso quedé
disminuido como ser humano cuando leí en la última edición
de la revista Bohemia, en el artículo "Soñar un techo",
que en Granma "cerca del 60 por ciento de las 232 mil y pico de casas de la
provincia se hallan en regular o mal estado, y más de 22 mil tienen piso
de tierra".
El 60 por ciento de esa cifra es casi 140 mil viviendas. ¡Eso es casi
increíble!, pero que más de 22 mil de ellas tengan por piso la
tierra escapa un poco a la imaginación.
Además, Granma tiene la mayor tasa de desempleo de Cuba, y aunque
actualmente se desconoce cuánta gente de esa región no tiene
empleo se sabe que en 1987 el 15,2 por ciento de la población en edad
laboral no trabajaba por falta de oportunidades.
Si ésos son indicadores que reflejan la realidad de una de las
catorce provincias cubanas, ¿hasta dónde llega verdaderamente el
desastre económico y social de Cuba? Como dato adicional es bueno
recordar que en la capital del país, Ciudad de La Habana, hay 200 mil
edificaciones en regular o mal estado.
En su discurso de autodefensa del 16 de octubre de 1953, Fidel Castro planteó:
"Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda
rebajando resueltamente el 50 por ciento de los alquileres, eximiendo de toda
contribución a las casas habitadas por sus propios dueños,
triplicando los impuestos sobre las alquiladas, demoliendo las infernales
cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas
y financiando la construcción de viviendas en toda la isla en escala
nunca vista, bajo el criterio de que si lo ideal en el campo es que cada familia
posea su propia parcela, lo ideal en la ciudad es que cada familia viva en su
propia casa o apartamento. Hay piedra suficiente y brazos sobran para hacerle a
cada familia cubana una vivienda decorosa".
Mucho antes, en 1886, José Martí había dicho: "Un
gobernante que falta al programa por el cual se le elige, es un ladrón
del puesto que ocupa, y no vale más que un prisionero de guerra que se
escapa después de haber empeñado su palabra de honor".
Castro lleva 42 años y medio en el poder. En alguna medida se ha
declarado Mesías mundial. Para ello ha enviado guerrillas a América
Latina, tropas bien equipadas y entrenadas a varios países de Africa.
Habla de salvar el medio ambiente del planeta, aunque practicaba tiro disparándole
a las gaviotas. Manda entrenadores deportivos, maestros y médicos adonde
se lo soliciten, y ha creado una escuela para que jóvenes de muchas
naciones vengan a Cuba a estudiar Medicina. Todo esto, lógicamente, con
los bienes creados por el pueblo. Pero mientras tanto, miles y miles de familias
cubanas no poseen viviendas, y cientos y cientos de miles de casas existentes en
el país se encuentran en regular o mal estado. También hay muchas
con piso de tierra.
En ese mismo alegato de autodefensa, pronunciado por Castro después
de los sucesos del ataque al cuartel Moncada, al referirse al destino de los
padres cubanos, él criticó: "(...) habrán oído
diez millones de discursos, y morirán al fin de miseria y decepción".
Dato curioso, por cierto.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|