Coloso de
San Cristóbal padece de enanismo productivo
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, julio - La voluntariosa decisión gubernamental de
construir el central azucarero "30 de Noviembre" en la década
del 70, en el municipio San Cristóbal de la provincia Pinar del Río,
traería después funestas consecuencias económicas y
sociales para los territorios aledaños.
Un grupo de especialistas se opuso a la edificación de esa fábrica
en el territorio citado porque demandaría 600 mil arrobas de caña
cada uno de los 150 días de la zafra azucarera, y las tierras
circundantes al colosal ingenio no son óptimas para semejante demanda.
En sus inicios la industria azucarera dispuso de 10,700 hectáreas de
terreno para alimentar al "30 de Noviembre", las que al cabo de una década
se elevaron a 17,200 hectáreas. Sin embargo, en ese mismo período,
los rendimientos agrícolas disminuyeron en un 20 por ciento.
Esta situación de bancarrota no pudo revertirse a pesar de las
cuantiosas inversiones que se hicieron en redes de comunicación, centros
de acopio e infraestructura técnica.
Se necesitaba más caña y no había más tierras.
Era necesario salvar la imagen del colosal ingenio, construida por la propaganda
del gobierno cubano. Así, surgió la idea de entregar al "30
de Noviembre" las áreas de cultivo del vecino central "José
Martí", sin tener en cuenta el costo social y económico de
semejante decisión.
Hoy por hoy, el gigantesco "30 de Noviembre" se traga la caña
de casi 30 mil hectáreas, la mayoría de ella cortada entre 80 y 90
kilómetros de distancia y transportada desde esos lugares hacia el coloso
de San Cristóbal.
Pero de nada sirvieron tales inversiones. En la recién finalizada
zafra el "30 de Noviembre" no pudo producir 86 mil toneladas de azúcar
crudo, y su indicador promedio fue de 2,8 toneladas por hectárea de suelo
agrícola en explotación, cuando la media internacional oscila
entre 8 y 14. Su rendimiento agrícola fue de alrededor de 35 mil arrobas
por caballería, en contienda que no llegó a cien días.
La supervivencia de esta colosal fábrica de azúcar no sólo
impuso la paralización del "José Martí", sino que
también causó que casi mil obreros azucareros perdieran su empleo
y también varios cientos de trabajadores agrícolas, además
del deterioro del poblado José Martí y demás caseríos
aledaños cuyos habitantes han visto alejarse aceleradamente la
posibilidad de un futuro mejor.
En la actualidad, lejos de ser una industria pujante, el "30 de
Noviembre" lastra la economía local, mantiene en estado improductivo
cientos de hectáreas de suelos, dejó sin empleo a muchísimos
regionales y, todo ello para encarecer su raquítica producción.
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