Publicado el 4 de julio de 2001 en el
El Nuevo Herald
Un ansiado encuentro
Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald
El doctor cubano Leonel Córdova culminó finalmente ayer un
largo y accidentado viaje en busca de la felicidad familiar.
Su hija Giselle Córdova, de cuatro años, y su hijastro Yusniel
Hernández, de 11, llegaron al filo del mediodía al Aeropuerto
Internacional de Miami en un vuelo procedente de Cancún, México,
poniendo fin a una separación que se prolongó por un año y
tres meses, luego de que Córdova saliera rumbo a Zimbabwe para cumplir
una misión médica oficial en marzo del 2000.
Desde entonces su vida se ha visto sacudida por un huracán de retos y
emociones: deserción y encarcelamiento en Zimbabwe, escala temporal en
Suecia y asilo en Estados Unidos; muerte repentina de su esposa en medio de la
batalla por la reunión familiar en territorio norteamericano.
Y ahora el estallido de alegría por la llegada de los hijos, a
quienes las autoridades cubanas permitieron viajar de inmediato tras la muerte
de la madre, el pasado 17 de junio.
El avión con los dos menores aterrizó a las 11:25 a.m.
Visiblemente ansioso, Córdova los esperó dentro del área de
llegada para viajeros internacionales, bajo el asedio de las cámaras de
televisión y la curiosidad de decenas de personas que querían ser
testigos del reencuentro entre padre e hijos.
"A ustedes les va a encantar este país... ya lo verán'',
exclamó Córdova abrazado a sus dos hijos en el piso de la
terminal, adonde cayó luego que Giselle se abalanzara sobre él.
El abrazo duró varios minutos, mientras la sonrisa del médico
de 32 años se mezclaba con las lágrimas. En el recibimiento
participó también la doctora Noris Peña, compañera
de deserción de Córdova y quien viajó especialmente desde
Atlanta para compartir esta jornada agridulce con el amigo.
"Ellos [los niños] van a disfrutar mañana [hoy] nuestro
primer gran día de libertad en Estados Unidos, en ocasión del 4 de
julio'', expresó el médico, que lanzó fuertes críticas
contra la actuación del gobierno cubano respecto a los casos familiares.
"No tengo nada que agradecerle al gobierno cubano; nada'', dijo ante un
enjambre de periodistas. "Esta posibilidad de reunirme con mis hijos es un
derecho universal que nadie puede coartar por razones políticas''.
Córdova comentó que, de no haber ocurrido la muerte de su
esposa, Rosalba González, posiblemente su caso seguiría tan
estancado como antes de la tragedia familiar.
"El gobierno de Fidel Castro se ha valido históricamente de la
destrucción familiar para ejercer su política'', agregó. "Pienso
ahora en las decenas de casos similares, a quienes el régimen les impide
viajar como medida de chantaje y castigo''.
El médico mencionó casos como el del ex oficial José
Cohen, separado de su esposa y tres hijos por siete años, aunque éstos
tienen visas para emigrar a Estados Unidos, y de su propia colega Noris Peña,
cuyos padres y hermano esperan hace 10 meses el permiso de salida que les
retienen las autoridades cubanas.
"Las autoridades de inmigración en Cuba les han dicho que se
olviden de la salida, porque ellos son los padres de una desertora, y que si
quieren irse que cojan una balsa'', relató Peña.
Cohen, quien abandonó la isla en 1994, agradeció ayer la
preocupación de Córdova.
"Todos estamos marcados por el sufrimiento que nos impone un régimen
sin escrúpulos'', señaló Cohen, de 36 años. "Cada
padre cubano que aguarda por sus hijos es una tragedia inmensa''.
Córdova elogió la actitud del padre biológico de
Yusniel, Lázaro Hernández, quien autorizó la salida de su
hijo sin admitir presiones del régimen cubano. Hernández ha
manifestado su deseo de venir en un futuro a Estados Unidos.
"Este es un milagro, una experiencia maravillosa, casi irreal'', dijo Córdova
al describir el momento de reencontrarse con sus hijos, que viajaron desde La
Habana junto a un grupo de 53 refugiados cubanos.
"Lo primero que quiero hacer aquí es jugar'', manifestó
sonriente Yusniel, quien vivió junto a Córdova desde los dos años.
Córdova dijo que en un futuro aspira a traer también con él
a Laura, de 12 años, hija de su primer matrimonio.
Por el momento el médico ha pedido unas cortas vacaciones en el
Hospital Mercy para estar con sus hijos.
"Quiero llevarlos a la playa, jugar juntos, estar solo con ellos... sé
que es un cambio drástico para ellos y quiero que todo sea paso a paso'',
confesó Córdova.
Reconoce el Gobierno el aumento de la fe religiosa
Agence France Press. La Habana
El fervor religioso aumentó en Cuba durante la década de los
90 debido a una mayor apertura política, las condiciones de crisis económica
y un cambio de perfil dentro de las distintas iglesias, coincidieron ayer un
grupo de religiosos y especialistas nacionales que disertaron sobre el tema.
Durante esos 10 años "ha crecido la significación del
concepto religioso'' en la gente, aseguró Jorge Ramírez
Calzadilla, quien dirige el Departamento de Estudios Socio Religiosos, una
institución adscrita al Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Ramírez Calzadilla integró una mesa redonda sobre "Cuba,
reanimación religiosa en los 90'', con la cual se inauguró en La
Habana el III Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos, que se
desarrollará hasta el viernes con la participación de más
de 200 especialistas procedentes de 16 países.
El funcionario opinó que ese crecimiento se registró en todas
las manifestaciones religiosas practicadas en la isla, donde prevalace una "religiosidad
popular'', mezcla de cristianismo, cultos de origen africano y espiritismo, que
la hace espontánea y "muy vinculada a la vida diaria''.
Investigaciones del Departamento de Estudios Socio Religiosos calculan que
un 85% de la población cubana de 11.2 millones de habitantes tiene algún
sentimiento religioso, en tanto el 15% restante se declara ateo.
Entre quienes afirman tener alguna creencia, el 15% profesa una religión
institucionalizada, mientras que el otro 70% señala su opción
dentro de la denominada religiosidad popular.
La década de los 90 trajo aparejado el derrumbe del bloque soviético,
lo que significó para Cuba una fuerte y larga crisis económica, así
como una soledad política que acentuó la tendencia individual a la
profesión de algún credo religioso para atenuar ese impacto.
También a principios de esa década, el gobernante Partido
Comunista -que hasta entonces había hecho prevalecer el "ateísmo
científico'' en la sociedad- abrió sus filas a los creyentes,
mientras que la Constitución fue modificada para abolir toda discriminación
por motivos de credo y convertir al Estado de ateo en laico.
Esa apertura puso fin a las fuertes contradicciones de los años 60
entre el estado marxista y los religiosos, que algunos disertantes describieron
como de una "discriminación marcada'' y una "presión
social fuerte'', entre otros calificativos.
Para monseñor Carlos Manuel de Céspedes, figura histórica
y relevante de la Iglesia Católica Cubana, una sucesión de
acontecimientos marca desde 1978 hasta los 90 un retorno de los fieles a los
templos y la incorporación de los jóvenes al catolicismo.
Entre esos puntos, el prelado destacó el diálogo con la
comunidad cubana en el exterior de 1978; el éxodo masivo de Mariel en
1980; el libro Fidel y la Religión publicado en 1985; la entrevista de
los Obispos con el gobernante Fidel Castro en 1985 tras 24 años de
incomunicación y la visita del papa Juan Pablo II, en 1998.
Para el pastor evangelista Reynerio Arce, el renacimiento religioso de los
90 es resultado del "testimonio y la acción de los cristianos que no
se fueron'' de la isla y que lograron paso a paso revitalizar la actividad de
sus iglesias.
El investigador judío Arturo López Levy, señaló
que la década pasada marcó "una nueva etapa histórica''
en la comunidad hebrea en Cuba.
El turismo crece un 11 por ciento
Agence France Presse. . La Habana
La llegada de turistas a Cuba aumentó un 11 por ciento en el período
entre enero y mayo de 2001 con respecto a igual lapso del año anterior y
ayer la isla celebraba el arribo de su visitante "un millón'', según
informes del Ministerio de Turismo.
"Este año completamos el millón de visitantes casi tres
semanas antes que en el 2000'', señaló el ministro del ramo,
Ibrahim Ferradaz, quién dijo en conferencia de prensa que se congratulaba
del auge de la industria sin chimeneas en la isla, cuya economía se
encuentra en crisis desde la caída del ex bloque soviético. Desde
principios de los 90, el turismo se ubica como la principal fuente de recursos
en divisas.
El castrismo en su encrucijada
Pablo Alfonso
El desmayo sufrido por Fidel Castro, en vivo y en directo, hace apenas dos
semanas ha puesto sobre el tapete el problema de la sucesión en Cuba. Del
mismo modo, su probable salida del poder, abre serias interrogantes sobre el
futuro del castrismo sin Castro.
Otro tema es la transición democrática en la isla, pero diría
que eso "es harina de otro costal''.
Lo que los cubanos están por enfrentar ahora es la segunda etapa de
una transición que comenzó hace 10 años, cuando se derrumbó
el Muro de Berlín. La desaparición del imperio soviético,
que cobijó ideológica y económicamente al castrismo, provocó
un reacomodo político del régimen que sobrevivió al
desastre. Ahora se trata de un reacomodo diferente.
En mi libro titulado Los Fieles de Castro, publicado tras la celebración
del IV Congreso del Partido en 1991, comenté los resultados de ese
congreso y de la estrategia que perfilaba el castrismo con argumentos que el
tiempo se ha encargado de confirmar. Fue a partir de ese momento cuando el
castrismo comenzó a desarrollar su propio esquema político-económico,
alejándose del marxismo-leninismo tradicional. Así nació la
economía mixta, la inversión extranjera, se reformó la
Constitución de 1976 y se reordenó el sistema político, el
Partido se autodefinió como "vanguardia de la nación cubana''
--dejando a un lado el clásico carácter clasista de los partidos
comunistas-- y abrió sus filas a los creyentes.
"Si el castrismo logra implementar, en los próximos doce meses,
las transformaciones que proyecta, habrá sentado las bases para
perpetuarse en el poder dentro del nuevo esquema de dictadura neosocialista
concebido por sus ideólogos'', afirmé en ese libro.
Eran los tiempos en que la mayoría de los políticos, académicos
y periodistas vinculados al tema de Cuba sentenciaban, casi con absoluta
certeza, el inminente derrocamiento de Castro. Obviamente la historia fue
diferente.
Una década después de la caída del Muro de Berlín,
Cuba es cada día más diferente al sistema imperante en la isla en
aquel entonces bajo el nombre de marxismo-leninismo.
Sin embargo, ese modelo, que sirvió para sobrevivir la crisis creada
con la desaparición del comunismo, está hoy agotado. Tenía
un tiempo limitado por la biología, por la presencia del Comandante en
Jefe. El éxito de Castro en mantenerse aferrado al poder, no garantizó
por igual la viabilidad económica y social de su régimen
reformado.
Es esta inviabilidad del modelo castrista, adoptado hace 10 años para
sobrevivir, está el reto que deberán superar los sucesores de
Castro, si quieren mantenerse en el poder el tiempo suficiente para dar paso a
una transición hacia la plena democracia.
Sin duda, los sucesores de Castro están dentro del mismo régimen.
Son los hombres y mujeres que dirigen hoy el Partido y el Gobierno. Es probable
que para muchos de ellos la admiración por Castro perdure más allá
de su régimen. Pero tengo pocas dudas de que ellos serán los últimos
representantes del castrismo como régimen político, como sistema
de gobierno.
Fue por eso que hace cuatro años en un libro titulado Los Ultimos
Castristas, dedicado a comentar el V Congreso del Partido, afirmé: "Estos
miembros del Comité Central del Partido serán testigos de la
transición de la dictadura castrista hacia un régimen democrático.
Es posible que algunos de ellos no sólo serán testigos sino
actores con rol protagónico en esa transición''.
Creo que es improbable que el castrismo pueda superar los esfuerzos por
rejuvenecer, con caras nuevas, un esquema caudillista que --al igual que otros
semejantes en la historia--, no sobrevivirá a la muerte de su caudillo
creador.
Pero es igualmente improbable que los sucesores inmediatos de Castro
entreguen tranquilamente el poder a sus opositores del exilio o de la isla. Lo más
seguro es que el camino hacia la transición democrática en Cuba,
corto o largo, será abierto por estos últimos representantes del
castrismo agonizante. |