Desalojo o
extracción, no hay diferencia
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, julio - El desalojo ha sido y es una práctica impopular.
Aunque esté respaldado por la ley, el pueblo lo considera injusto. Los
desalojados no poseen casa, ni tierras, ni tierras, ni dinero. Sencillamente,
son pobres.
El desalojo aún se practica en Cuba. Ahora lo llaman extracción.
Los extraídos de hoy tienen la misma categoría social que los
desalojados de ayer.
En el país, los problemas relacionados con la vivienda aumentan por día.
Originan "ilegalidades" que tienen por denominador común la
necesidad y dan lugar a conflictos de convivencia que muchas veces desencadenan
en tragedias familiares.
Según los medios de prensa nacionales miles de personas han
construido, ampliado o remodelado el inmueble donde residen desobedeciendo la
legislación que controla esa actividad. Señalan, además,
que muchas de esas personas no pueden justificar legalmente la compra de los
materiales, y que en lo que respecta a la adquisición de casas y terrenos
hay muchas irregularidades.
También admiten los periodistas gubernamentales que la corrupción
de algunos funcionarios ha jugado un papel importante en el incremento de los
delitos relacionados con la vivienda.
En algunos casos los violadores serán sancionados con multas. En
otros, las obras serán confiscadas o demolidas. De cualquier modo, nuevas
familias serán desalojadas.
Si la construcción o remodelación del inmueble fue realizada
con financiamiento de un ciudadano extranjero, que desea tener una casa en el
Caribe, el daño será menor y lo resuelve si invierte más dólares
y hace negocio en una de las inmobiliarias que da servicios a los foráneos.
Si de cubanos se trata...
Las autoridades de la legislación que regula la construcción,
ampliación o remodelación de viviendas con esfuerzo propio, pero
no cuentan con asignación de materiales para venderlos a la población.
Por otra parte, los trámites para obtener el permiso que ampara estas
labores pueden demorar años.
Mientras tanto, derrumbes, desalojos, hacinamiento, conforman el paisaje
cotidiano de la realidad cubana. Son factores traumáticos, sobre todo
cuando afectan a familias donde hay ancianos o niños pequeños,
pues los problemas de vivienda demoran años en ser solucionados, si es
que tienen solución.
Ana Rosa Abar Bueno fue desalojada a finales de 1998 del apartamento donde
vivía con sus dos hijos. Aún ella y su hijo de cinco años
duermen en el suelo, y tuvieron suerte que una persona caritativa les dio asilo
bajo su humilde techo.
A la señora Abar le asignaron una casa inhabitable y le dieron un
tiempo limitado para repararla, pero está a punto de perderla porque no
cuenta con recursos económicos para emprender la obra.
Personas jóvenes que carecen de vivienda son aceptados por ancianos
que viven solos, de esta manera se complementan porque unos resuelven su
necesidad de vivienda y los otros su necesidad de compañía y
amparo económico.
Recientemente, los vecinos de la calle D entre 10 y 11 en el reparto Lawton,
en el municipio habanero Diez de Octubre, fueron testigos de la extracción
de Sonia Méndez Sainz y sus dos hijas menores de edad del apartamento
donde residió nueve años con una anciana. Al fallecer ésta,
la Dirección Municipal de la Vivienda declaró ilegal a Méndez
y su familia.
Nesleysis Delgado, que siempre residió con sus abuelos en el pueblo
cautivo "Briones Montoto", en la provincia Pinar del Río, tuvo
que abandonar ese sitio con una niña de quince meses de edad.
Los abuelos de la joven emigraron a Estados Unidos y ella quedó en
la casa con una tía cuyo permiso de salida del país estaba
condicionado a la entrega de la vivienda.
Hasta en el cautiverio persigue el desalojo a estas familias, ya que los
llamados pueblos cautivos son hijos del desahucio masivo por el cual arrancaron
de sus casas y sus tierras a miles de familias de las montañas del
Escambray. Desde entonces viven como condenados al desarraigo.
"Con la ley nos dan en la cabeza", dice un joven que está a
punto de ser extraído de la vivienda que fabricó su abuelo y donde
vive hace más de dos años con una prima que emigrará del país
y cuyo permiso de salida está condicionado a la entrega del inmueble.
"¿Habrá que quitarle la venda de los ojos a la Justicia
para que vea bien lo que pasamos aquí?", concluyó el
muchacho.
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