El tambor y
el humo
Ramón Díaz-Marzo
LA HABANA, julio - Hace un año que fue instalado en el municipio
Habana Vieja el sistema público de teléfonos por tarjeta magnética,
no sólo como reforzamiento de ayuda a la gran demanda que tienen los teléfonos
que aún funcionan con monedas, sino porque la dinámica contemporánea
de nuestro mundo se impone, por más que gobiernos cerrados como el
nuestro quieran hacernos volver a la época de las cavernas, cuando las
comunicaciones sólo conocían dos modos de operar: el tambor y el
humo.
Sin embargo, seis meses después de la instalación de estos teléfonos
accionados por tarjeta con banda magnética -que a mí se me antoja
una pulgada más cerca de la libertad- todos ellos habían dejado de
funcionar.
En el caso de la Habana Vieja desde hace seis meses lo teléfonos por
tarjeta o por monedas no son reparados por la empresa de telecomunicaciones de
Cuba (ETECSA).
Recuerdo cómo en el último verano del siglo pasado cierta cara
se hizo familiar en nuestra televisión nacional a través del
programa matutino "Buenos Días". Se trata del agradable rostro
de un hombre que es el representante comercial de ETECSA. Ahora no recuerdo su
nombre. Pero confieso que en esos lejanos días me dejé atrapar por
el entusiasmo que emanaba y estará emanando de su rostro bondadoso. Pero,
en Cuba, con la bondad hay que tener cuidado. El caso es que ese representante
habló y habló sobre la posible solución del problema de la
telefonía pública mediante estos teléfonos por tarjeta. Y
el final de la película es que ninguno funciona ahora.
Las pobres gentes que se quieren comunicar con familiares y amigos desde las
calles de la Habana Vieja no pueden hacerlo. Y con envidia -porque nosotros los
cubanos también somos envidiosos- observan al extranjero que desenfunda
su cabrón teléfono celular y logra comunicarse lo mismo con el más
acá que con el más allá.
En artículos anteriores yo he padecido de manía de preguntar
sobre el tema de la telefonía en La Habana: ¿Por qué esto? ¿Por
qué aquello? Y hoy no pregunto, sino que afirmo: Cuba es un desastre. No
duden que en medio de las ruinas de un sueño convertido en pesadilla
pronto, si continuamos así, tocaremos tambor en cueros y haremos señales
de humo dándole candela a la tarjeta con banda magnética.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|