Ganadería
vacuna en declive
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, julio - Entre las principales riquezas de la economía
cubana siempre estuvo la ganadería vacuna, que desde los primeros años
de la conquista española comenzó a desarrollarse. Incluso, su
fomento fue uno de los factores decisivos que facilitó en el siglo XVIII
el avance en la isla de la manufactura azucarera, al constituir una sólida
base para la alimentación de la mano de obra y el suministro de la fuerza
de tracción para mover los trapiches y carretas.
El continuado progreso de la crianza de los bovinos a través del
tiempo hizo de Cuba una de las naciones con mayor proporción de reses por
habitante en los años 50 (0,90), sólo superada por Brasil (1,0)
Argentina (2,39) y Uruguay (3,01).
Sin embargo, en los últimos decenios una seria crisis ha estado
presente en la ganadería vacuna, destacándose la continuada
disminución de la masa, lo que puede observarse en las cifras que a
continuación se muestran.
EXISTENCIA DE GANADO VACUNO
|
1967
|
1975
|
1989
|
1999
|
TOTAL
|
7,2
|
5,6
|
4,9
|
4,4
|
HEMBRAS
|
4,7
|
3,6
|
3,4
|
2,8
|
MACHOS
|
2,5
|
2,0
|
1,5
|
1,6
|
Fuentes: Anuarios Estadísticos de Cuba.
De este cuadro puede apreciarse que entre 1967 y 1999 desaparecieron 2,8
millones de cabezas, o sea, el 39,0 por ciento del rebaño, siendo
evidente que el fenómeno se ha estado desarrollando desde mucho antes del
"período especial", cuando estaban disponibles cuantiosos
recursos provenientes del este de Europa.
Esta reducción en modo alguno ha sido promovida por una política
de selección dirigida al mejoramiento del rebaño, mediante el envío
al sacrificio de los animales menos aptos. Resulta ampliamente conocido que la
masa que queda está compuesta por reses desmedradas y de reducidas
posibilidades productivas.
Los factores que causaron esta desfavorable situación son variados,
pero todos tienen un denominador común: la poca motivación
existente en los trabajadores pecuarios para la atención del ganado y la
irracionalidad del modelo económico prevaleciente en la agricultura
cubana, la cual ha provocado bajas tasas de natalidad; alta mortalidad, en
especial de los terneros, y sobre todo la falta de alimentación, situación
agravada por la incesante pérdida de áreas de pasto debido a la
ausencia del cuidado de los potreros, que de esa forma son invadidos por la
maleza.
A lo anterior se suma un permanente hurto y sacrificio ilegal de ganado,
propulsado por el descontrol existente sobre los animales y la alta demanda
insatisfecha de carne vacuna, factores que incentivan la comisión de este
delito.
A su vez, el sector privado ha carecido por años de estímulos
para esforzarse en el desarrollo de la ganadería vacuna. Los precios de
la carne acopiada, pagados por el estado, son muy bajos y está
absolutamente prohibido que los propietarios sacrifiquen sus reses aunque sea
para el autoconsumo, lo que provoca que el nacimiento de un ternero, al cual
posteriormente hay que alimentar y cuidar, constituya un negocio irrentable para
los campesinos particulares.
En tales condiciones, los efectos sobre la producción de carne y
leche han sido desastrosos, como muestra el cuadro siguiente.
PRODUCCION DE CARNE Y LECHE
|
1989
|
1999
|
1999/1989
% |
LECHE
DE VACA (a) |
1131,3
|
617,8
|
54,6
|
CARNE
VACUNA (b) |
289,1
|
145,3
|
50,2
|
(a) Miles de toneladas (b)
Miles de toneladas, peso en pie
Fuentes: Anuarios Estadísticos de Cuba.
Esta caída de los niveles de producción de leche y carne con
respecto a los de 1989, ya entonces insuficientes, ha ocasionado una absoluta
carencia de esos productos. En la actualidad la leche sólo se le vende
racionadamente a los niños hasta que cumplen los siete años de
edad. La carne se ha convertido en un verdadero artículo de lujo, sin que
haya sucedáneos. Por regla general ambos alimentos están
disponibles únicamente en las tiendas de divisas, inaccesibles para la
inmensa mayoría de la población, o en las instalaciones destinadas
a los turistas.
El gran problema de la crianza bovina, como en toda la agricultura, no
reside en la falta de recursos, por mucho que este factor pueda incidir, sino en
un sistema económico que ha fracasado rotundamente. La solución
puede encontrarse en un cambio radical, de manera que el hombre que labora la
tierra y cuida el ganado se sienta dueño de su trabajo.
La experiencia ha probado que la isla tiene óptimas condiciones para
el desarrollo ganadero, y existe el nivel técnico y cultural adecuado; únicamente
hacen falta mecanismos económicos promotores de la motivación e
interés de las personas.
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