A qué
temen, al debate libre y respetuoso?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, enero - La virulenta arremetida de los monologuistas
oficiales contra la oposición pacífica y el periodismo
independiente cubanos, provocó algunas interrogantes entre nosotros, los
aludidos.
¿Por qué tanta preocupación con nuestras actividades si
somos menos que grupúsculos y nuestras ideas se estrellan contra la
supuesta lealtad de la población para con el Partido Comunista?
Al amparo del imponente aparato ideológico-represivo del régimen
es fácil monologar sobre una oposición pacífica a la que se
le niega la posesión de un teléfono, de una computadora o de las "temidas"
copiadoras.
El cuento de los monologuistas carece de hechos tan importantes como, por
ejemplo, los ocurridos dentro de los calabozos de las múltiples sedes de
la policía política o en las barracas de los centenares de cárceles
dispersas por toda nuestra Isla.
Lo que acontece en esos lugares, que no es nada grato para el ser humano, es
lo que teme el régimen comunista que llegue a oídos del pueblo
mediante esos boletines que solidariamente se imprimen en el extranjero y se
hacen llegar a Cuba.
Las ya incontables Mesas Redondas del monólogo oficial nunca han
informado por qué faltan realmente los alimentos, o cuánto dinero
del contribuyente se le asigna al Ministerio del Interior. Tampoco se dice cuál
es el grado de deterioro de las edificaciones donde residen los sectores más
humildes de nuestra sociedad; por qué se incluyen en el Código
Penal tipificaciones delictivas que sólo pueden ser cometidas por
funcionarios considerados casi santos; o sobre el éxodo interno de
profesionales a causa de la mala paga que reciben, por sólo citar algunos
ejemplos.
No sienten pena de sí mismos estos artistas del monólogo
cuando califican de pecado capital que un poeta y escritor como Raúl
Rivero recibió 150 ejemplares de uno de los libros que le publicaron en
el extranjero, porque aquí sólo le publican a los "escritores
revolucionarios".
¿A qué le temen si todo es como ellos dicen? ¿O es que no
todo ocurre como ellos aseguran?
A los distinguidos participantes de las Mesas Redondas yo, como periodista y
como disidente, los emplazo públicamente a tener un debate respetuoso,
sin ataques personales, con un tiempo de intervención prefijado e igual
para ambas partes, y desde ahora mismo les aseguro que tendrán
radioescuchas y televidentes en cantidades nunca antes conocidas en nuestro país
y verdadera y voluntariamente interesados en escuchar los temas a tratar.
¿Lo toman, o lo dejan?
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