Jóvenes
cubanos que en busca de libertad y vida... encontraron la muerte
(Testimonio de una madre cubana cuyo hijo murió en el tren de
aterrizaje de un Boeing 777 con destino a Londres)
LA HABANA, 24 de enero (Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad) - Lucía
García Carbajal es la madre de un joven que murió igual que los
dos camilitos (alumnos de la escuela militar Camilo Cienfuegos) a quienes
recientemente el gobierno de Cuba dedicó un tremendo acto político.
El hijo de Lucía se llamaba Félix García García. Al
morir tenía 28 años. Su final ocurrió en el tren de
aterrizaje del Boeing 777 que recorre la distancia entre Londres y La Habana.
Lucía García Carbajal, con ese dolor eterno que reflejan las
madres que sobreviven a sus hijos, accedió a contestar algunas preguntas.
"¿A qué se debe el hecho de que jóvenes cubanos, prácticamente
niños, como los camilitos recién fallecidos, se decidan a salir
del país desafiando la muerte en el tren de aterrizaje de un avión
o a bordo de una balsa?", le preguntamos.
"Yo estoy segura que se debe a la desesperanza, a la frustración,
a la desesperación que tiene la juventud cubana. A todo eso se debe el
deseo inminente de emigrar a cualquier costo, por cualquier vía, de
cualquier forma y sin meditar. También a la desinformación tan
grande con relación a hechos como éstos", explicó.
"¿Quisiera decirle algo a los padres, que al igual que usted, han
sufrido la desgracia de perder a un hijo en el intento de salir del país?",
inquirimos.
"Ante todo, yo los acompaño en su dolor, que es el mío
propio", dijo. "Hace un año y medio que yo perdí a mi
hijo, en esas mismas circunstancias, y me solidarizo con ellos, con los padres,
con los abuelos, con todos los familiares de esos jóvenes, porque han
perdido la vida en pleno esplendor, cuando podían haber hecho muchas
cosas".
"¿Cree usted, Lucía, que si el caso de su hijo hubiera
tenido la divulgación del de los camilitos podría haberse evitado
la muerte de estos últimos?"
"Sí", afirmó. "Yo creo que si en aquel momento
(eso fue hace 17 meses) se hubiera divulgado, al menos en una noticia breve en
el periódico Granma, esos muchachos quizás no hubieran muerto. Si
un especialista en aeronáutica hubiese hablado en una de las Mesas
Redondas sobre lo que le ocurrió a mi hijo Félix, esos muchachos
quizás no hubieran muerto".
El gobierno de Cuba ha desplegado una tremenda campaña política
relacionada con la muerte de los jóvenes estudiantes de la escuela
militar Camilo Cienfuegos. Hasta se llevaron a cabo dos Mesas Redondas, una detrás
de la otra.
Pero de Félix no se habla. El caso del hijo de Lucía es como
si nunca hubiera existido. La prensa oficial cubana nunca escribió nada
sobre el mismo. El asunto radica en que Félix se oponía al sistema
político impuesto en Cuba por el Partido Comunista. Estaba acosado, tenía
que abandonar el país, buscar la libertad, y en el intento perdió
la vida. Una historia con aspectos similares a la de los camilitos: libertad,
Boeing 777 a Londres, tren de aterrizaje por asiento, la muerte...
"Mi hijo, Félix Julián García García, era
un joven completamente opuesto al sistema", narró. "Había
sido amenazado durante un acto de repudio, por disentir del gobierno. El murió
exactamente en ese mismo avión de la British Air Ways, un sábado
22 de agosto de 1999. Hace ya 17 meses. Su cuerpo fue encontrado colgando del
tren de aterrizaje, congelado... (la voz se le corta a Lucía) la presión
de las autoridades, el acoso sobre nosotros, no permitió que le diéramos
en aquel momento la debida divulgación al hecho de su muerte".
Por un momento la mujer se calla y parece como si se hubiera fugado del
lugar transportada en sus propios recuerdos. Pienso que quizás allí
vea a su hijo Félix, le tome las manos, lo acaricie... La voz de Lucía
vuelve a brotar acusadoramente.
"En el primer aniversario de la muerte de mi hijo agentes de la
Seguridad del Estado ya se aparecieron en mi casa tres días antes de la
fecha. Yo pensaba llevarle flores al cementerio. Me arrestaron y me hicieron
muchas preguntas. Entre las amenazas que me hicieron ellos plantearon que no
iban a permitir que se le diera connotación política a la muerte
de Félix".
Sin embargo, ahora Lucía está desconcertada por el despliegue
propagandístico que se le ha dado al caso de los camilitos.
"Todo esto me ha asombrado, veo la tremenda connotación política
del caso de estos camilitos. De Félix nada se dijo, sólo lo saben
algunas personas del municipio Boyeros (donde reside Lucía), los que
trabajaron con él.
"Mi hijo trabajaba, hasta el día que viajó hacia la
muerte, en el centro textil El Vaquerito, en Santiago de las Vegas. Cuatro meses
antes de morir se le presentó un problema de hernia discal que se le
originó en su puesto de trabajo. Allí no tenía medios para
protegerse, sentía ya fuertes dolores en las rodillas, estaba bajo
licencia por certificado médico en espera de que lo atendiera un
especialista en Ortopedia".
Félix fue a prisión cuando tenía 19 años de
edad. El no cometió ningún delito, sólo trató de
salir del país. Pero, en Cuba, para salir del país hay que tener
un permiso del gobierno. Sin esa autorización la salida es ilegal. Sin
embargo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice otra cosa.
"Por eso cumplió dos sanciones" recuerda Lucía. "Mi
hijo era un opositor, no aceptaba el comunismo. Por eso no se habla de él
en la prensa ni en las Mesas Redondas. Todo el que lo conoció sabe que no
ingería bebidas alcohólicas, que era católico, trabajador.
Sin embargo, los del Partido Comunista lo amenazaban, hasta en su empleo. Le decían
que se podía ver envuelto en cualquier momento en un juicio por
propaganda enemiga. Estas amenazas se las hacían porque Félix era
una gente muy franca, que planteaba lo que sentía abiertamente y él
se oponía a tantas cosas mal hechas que vemos hoy en nuestro país".
Poco antes de subir a la nave de la British Air Ways la situación se
había tornado muy peligrosa para Félix García García.
"Esa decisión desesperada de él, entrar al aeropuerto y
subirse al tren de aterrizaje del avión, fue una decisión motivada
por el acoso que de que era objeto".
Lucía reside en un barrio marginal ubicado en las afueras del poblado
habanero Santiago de las Vegas. Le doy gracias por haberme concedido la
entrevista. Sé que recordar aviva su dolor. Y espero que de alguna manera
este escrito llegue a los jóvenes cubanos para que no les suceda lo mismo
que a los camilitos Alberto y Maikel ni que al hijo de Lucía. Jóvenes
cubanos que en busca de libertad y vida... encontraron la muerte.
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