El
contradictorio sector de los oficios manuales
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, enero - En Cuba existen las llamadas escuelas de oficio desde
el año 1989. En ellas se preparan jóvenes cuyas edades oscilan
entre 13 y 16 años, en diferentes oficios necesarios para el desarrollo
del país.
Hoy existen 162 escuelas de ese tipo, cuya matrícula sobrepasa los 24
mil 400 estudiantes, donde la gama de oficios a aprender es numerosa como
numerosas son las necesidades de la población de estos servicios.
Mientras el gobierno se ufana de graduar a miles de obreros calificados y técnicos
medios en toda una variedad de oficios, el pueblo sufre una carencia casi total
de todos los servicios imprescindibles para la vida humana.
Para las familias cubanas es imposible encontrar una persona calificada en
el sector estatal capaz de prestarle un servicio en cuestiones del hogar, ya sea
de electricidad, plomería, albañilería u otro.
Aunque parezca una exageración, la ubicación de los graduados
de esas escuelas de oficios es un problema de doce años que aún
está sin solución.
Según especialistas, la causa es despreocupación de los
organismos responsables. Por su parte, aquellos que han sido ubicados abandonan
su centro de trabajo ya que la paga es tan baja (entre 100 y 120 pesos) que
prefieren trabajar por cuenta propia incluso de manera ilícita, pues
muchos ni se presentan a buscar empleo en las empresas estatales después
a su graduación.
Las familias cubanas están obligadas a pagar tales servicios a
precios muy por encima de sus posibilidades reales y, además, tienen que
comprar los materiales necesarios para acometer los trabajos en tiendas
dolarizadas y si existen en pesos es a precios inalcanzables para el trabajador
cubano.
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