Maria B. Rivadulla. Publicado el martes, 16 de enero de
2001 en El Nuevo Herald
El gobierno cubano ha comenzando el nuevo año --y el nuevo milenio--
de manera un tanto extraña. Resulta extremadamente raro, no sólo
que el ministro de las Fuerzas Armadas, en la televisión, haya estado
acompañado por tres comandantes históricos de los que ya casi ni
se habla (Juan Almeida, Ramiro Valdés y Guillermo García), en este
proceso-retroceso de 42 años, sino además los niveles de expresión
a los que ha llegado el hermano de Fidel Castro. En su sorpresiva presentación
televisiva, Raúl, para no variar, recuerda que a la revolución
cubana "le esperan años de lucha muy difíciles'' y expresa
que "al imperialismo le convendría más tratar de normalizar
las relaciones en vida de Fidel que en el futuro''. Si los años serán
difíciles para Cuba, ¿es al "imperialismo'' o a Cuba a quien le
conviene normalizar relaciones? Y por otro lado, ¿tiene significado la
mención de la vida de Fidel en el claro apuro del mensaje?
No soy de las que especulan constantemente acerca de la salud de Fidel. He
escuchado a amigos y conocidos que viven pendientes del más ligero
estornudo para preparar la ropa de fiesta diciendo que hay una neumonía
cocinándose en el presidente vitalicio cubano. Muchos de ellos, duele
expresarlo, ya no van a poder festejar porque se han ido antes. Pero sí
es cierto el deterioro evidente, físico y mental, del otrora paladín.
Por eso, se encendió mi bombillito interno de aviso y dije rápidamente,
sin pensarlo dos veces: algo está pasando ahora mismo en Cuba que no
sabemos.
¿Qué le voy a hacer?, soy cubana, ¿no? También puedo
caer en este ejercicio, consustancial a todos nosotros, con la tremebunda
riqueza imaginativa que nos adorna y los conocimientos amplios y doctos de
expertos en politología cubana que decimos tener, en cada encuentro de
dos o más cubanohablantes, con los consabidos gritos y gesticulaciones
para dejar definido que nuestro análisis sí cumple con todos los
requisitos científicos.
No faltó un llamado de Raúl a resaltar el papel de la unidad "que
sólo se puede lograr por la unidad'' (demasiado críptico para mi
comprensión). ¿Por qué? ¿No hay unidad? ¿Qué
pasa con la supermayoría única que votó a favor de todo en
las pasadas elecciones que, según Fidel Castro, son un ejemplo de lo que
es la "verdadera democracia''? ¿O es que hay problemas en varios
grupos de poder? ¿Entonces ya es un hecho lo de "varios grupos de
poder''?
Raúl Castro pidió también fidelidad al socialismo --el
mismo que ha permitido unas diferencias de clases más abismales, crueles
y faltas de esperanza que la del más crudo capitalismo--, alertando a los
ciudadanos porque "la experiencia de lo que pasó en la URSS'' --ex
URSS, señor ministro-- "igualmente nos puede pasar aquí''.
Continuó diciendo que las instituciones de la revolución --¡qué
empeño en utilizar ese término de la década del sesenta,
para calificar un estado de cosas que desde hace muchos años ya necesita
ser revolucionado!-- tienen que funcionar con una eficacia tal que se puedan
detectar a tiempo los primeros pasos negativos. ¿Es que no han visto todavía
todos los "pasos negativos'' que se les abalanzan encima desde hace años,
el rechazo de las generaciones jóvenes, educadas en unos 'desprincipios'
que cada vez resultan más insanos, antisociales, denigrantes; la emigración,
o el deseo de hacerlo en masa, por parte de esa mayoría que "votó''
en las elecciones y los mensajes de la disidencia definida --mucho tiempo
ocultada su existencia por los organismos de seguridad y represión? ¿Necesitan
más avisos?
Casi a la par de esta intervención, el Movimiento Cristiano Liberación,
uno de los más grandes y organizados grupos disidentes, ha lanzado un
comunicado en que reseña la pobre situación económica,
moral, política y cívica del pueblo cubano de cara al 2001.
Mientras creo apreciar cierta atmósfera extraña --algo así
como cuando leemos sobre los ovnis-- en la presentación, al parecer
improvisada, de Raúl Castro en televisión, me atrevo a
especular... ¿le habrá dado ya un derrame cerebral a Fidel cualquier
mañana de éstas? ¿O están tratando Raúl y su
grupo de encontrar un espacio en la, imagino, telepáticamente organizada
red de supervivencia inmediata a la defunción de Fidel Castro, donde cada
funcionario actual tiene "echado el ojo'' al área de mando y control
que pretende conservar?
Este proceso ha costado la dignidad del pueblo cubano, la verdadera
dignidad, la que el resto del mundo reconoce como tal, ansía y trabaja
por preservar y limpiar. No la dignidad ficticia que dice defender el gobierno
cubano a viva voz, con un discurso patético y arcaico, insincero desde
los inicios mismos, plagado de lemas de barricada,"gritos de guerra y de
victoria'' y mensajes de lucha y más sacrificio, mientras la riqueza
generacional joven, preparada en universidades, se prostituye de todas las
maneras posibles para garantizar la comida o sencillamente irse del país.
Cada año hacemos casi todos una listita de propósitos y sueños.
Los logramos o no, dependiendo del empeño y las circunstancias. Mi lista
se encabeza con el deseo de que pueda ver los comienzos definidos del andar de
mi patria por un camino distinto, que será duro y traumático, pero
indudablemente más promisorio y seguro.
Periodista cubana radicada en Puerto Rico. |