¿Una
nueva esperanza?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, enero - Otros cinco años deben esperar los cubanos
para conocer si los cruces genéticos vacunos le permitirán contar
con una raza adaptada a nuestras condiciones climáticas, alimentarias y
sanitarias.
Fuentes oficiales divulgaron que el cruce del Cebú criollo con el
Siboney ha dado un ejemplar que se adapta a las condiciones actuales de la
ganadería de leche, y que en ceba logra unos 700 gramos de incremento de
peso por día; aspecto aceptable para los actuales requisitos de la
ganadería.
Durante varias décadas la esperanza se fundó en el cruce de
Holstein con Cebú, del que resulta un ejemplar denominado F-1 al que hay
que garantizarle una dieta alimentaria basada en componentes de importación.
Por tanto, resultó en un fracaso total.
Pasados más de 40 años, en cuyo transcurso se redujo el
consumo promedio anual de carne de res de más de 60 kilogramos per cápita
a unos pocos gramos por año, y se acortó drásticamente el
abastecimiento de leche, limitado y racionado exclusivamente para niños
menores de 7 años de edad; esta noticia es interpretada como una burla.
Muchos compatriotas se preguntan por qué los excelentes pastos, las
cientos de empresas ganaderas, el personal científico-técnico del
país dedicado a tiempo completo al avance de esa esfera productiva y las
más de 20 razas vacunas aclimatadas no logran, por lo menos, abastecer a
los cubanos de carne y leche, tal y como ocurría en la época pre
revolucionaria con una ganadería extensiva y carente de todo lo que el régimen
dice poseer en adelantos científicos.
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