Wilfredo Cancio Isla. Publicado el jueves, 4 de enero de
2001 en El Nuevo Herald
La represión oficial contra los jóvenes cubanos que en los años
60 manifestaban públicamente su interés por la música rock
y el comportamiento hippie fue asumida por la contrainteligencia como estrategia
de la "lucha ideológica'', para eliminar a potenciales enemigos de
la revolución castrista.
"La famosa redada del Hotel Capri en 1968 fue parte de la 'Operación
Hippie', organizada y ejecutada por fuerzas de la Seguridad del Estado (SE)'',
reveló en Miami un ex agente de la inteligencia cubana que pidió
el anonimato.
Según la fuente, el Ministerio del Interior (MININT) cubano mantuvo
una estricta vigilancia sobre las llamadas "agrupaciones juveniles espontáneas''
a través de un buró especial perteneciente a su Departamento E
(ahora Departamento 3), que se dedicaba al control ideológico de los
sectores religiosos, intelectuales y artísticos, así como de los
organismos culturales.
"Los grupos que se reunían en el Capri y en el puente del
Patricio Lumumba [antiguo Miramar Yatch Club] estaban penetrados por agentes de
la contrainteligencia'', agregó el ex oficial, quien abandonó
recientemente la isla. "Todas esas reuniones se filmaban''.
Los datos del testimonio obtenido por El Nuevo Herald fueron confirmados por
otros tres ex miembros del MININT que residen actualmente en Estados Unidos y
conocieron en su momento del caso. Uno de ellos es el ex capitán de la
contrainteligencia Carlos Cajaraville, quien llegó a Miami en 1995.
Entre los infiltrados en la Operación Hippie figuraba Osvaldo Casais
Fernández (alias El Nene), actualmente teniente coronel de la Dirección
Especial del Ministerio del Interior (DEM).
Con la ayuda de "El Nene'', la SE propició la celebración
de una orgía en una casa del balneario habanero Santa María del
Mar, para realizar filmaciones e identificar a los líderes de las
agrupaciones informales de jóvenes.
"La casa se conocía como 'Las Jimaguas', porque eran en realidad
dos viviendas unidas'', relató la fuente. "La pared común a
ambas casas tenía espejos reversibles que permitieron la filmación
de la bacanal'', explicó el testimoniante.
Un material con filmaciones de la orgía y de las zonas donde se reunían
los jóvenes para compartir y escuchar rock y jazz fue enviado al
gobernante Fidel Castro para que decidiera la manera más efectiva de
operar.
El operativo de la SE en las zonas del Capri y el Patricio Lumumba no se
hizo esperar. Muchos de los arrestados fueron a parar a granjas de trabajo
correccional.
Días después, en septiembre de 1968, Castro pronunció
un discurso donde justificó las redadas y fustigó el "comportamiento
antisocial'' de esos grupos juveniles, influidos --según dijo-- "por
la propaganda imperialista''.
El Departamento E sirvió también para registrar expedientes de
control de artistas e intelectuales sospechosos de "diversionismo ideológico''
o "manifestaciones contrarrevolucionarias''.
Entre las figuras que en los años 60 y 70 fueron puestas en el foco
de grupos de chequeo de esa dependencia están los escritores José
Lezama Lima, Virgilio Piñera, Antón Arrufat, Heberto Padilla,
Cintio Vitier y Fina García Marruz; el cineasta Tomás Gutiérrez
Alea (Titón); los teatristas Vicente Revuelta y José Triana, y los
músicos Juan Blanco y Harold Gramatges.
Bajo el mando directo de Ramiro Valdés, ex ministro del Interior y
actual presidente de la industria electrónica cubana, el Departamento E
estaba encabezado entonces por las oficiales Gisela Domenech, Vivian Paz
Escalante y Xiomara Contreras, todas actualmente en retiro. Los grupos de
chequeo incluían el control visual, fotográfico y de
correspondencia.
"A Lezama Lima se le espió con técnica microfónica
en su propia casa'', señaló la fuente. "Hay cintas grabadas
de la conversación que sostuvo con [el escritor argentino] Julio Cortázar
durante una visita que le hizo por los días del Salón de Mayo de
La Habana en 1966''.
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