Catón. El
Imparcial. 02 de enero de 2001. Hermosillo, Sonora, México
En una sesión de la ONU el secretario general plantea a los delegados
un importante tema: "En su opinión ¿a qué se debe la
escasez de alimentos en el mundo?". Pregunta el delegado de Estados Unidos:
"¿Qué es 'escasez'?". Pregunta el delegado de Biafra: "¿Qué
son 'alimentos'?". Pregunta el delegado de Cuba: "¿Qué es
'opinión'?"... Un miliciano entró por curiosidad en una
iglesia de La Habana y vio cómo una ancianita besaba devotamente el pie
de un Cristo crucificado. "Oye, abuela -le pregunta ceñudo-. ¿Harías
eso mismo con Fidel?". Responde la viejecita: "Claro que sí,
chico. Si me lo pones como etá éte"... Una amiga de Castro le
sugiere: "¿Por qué no dejas que todo cubano que quiera irse a
Miami pueda hacerlo sin problemas?". "¡Ya sabía que me traías
ganas, morena! -responde con entusiasmo el Comandante-. ¡Quieres que nos
quedemos tú y yo solitos en la Isla!"...
¡Alto, columnista! ¿A qué esa sucesión de chistes
sobre Castro? En Cuba no podrías contarlos, pues allá las paredes
oyen. ¿Por qué los narras aquí? Me sirven de prolegómeno
a una declaración solemne: Fidel está chocheando. Sí:
Castro actúa ya como un viejito chocho. No sé cuál es su
edad -la propaganda oficial afirma que Fidel no tiene edad-, pero lo cierto es
que todos los dictadores son viejos aunque tengan 30 años.
La dictadura envejece a aquel que la detenta, pues es la dictadura una anacrónica
manera de ejercer el poder, fincada en la fuerza, en esa violencia elemental tan
vieja como el mundo. Desde ese punto de vista Castro tiene la misma edad que
tendrían ahora Mussolini o Franco si vivieran aún. Tan dictador
como ellos, es igual de totalitarista y absoluto.
En efecto, el castrismo es la negación de todos los valores en que se
finca una sociedad humana digna, como la democracia y -principalísimamente-
la libertad. Sorprende por eso que haya quienes admiren todavía al viejo
dictador en vez de verlo como un Pinochet al revés y con mejor suerte que
el chileno. La opresión en que viven los cubanos es vergonzosa herencia
que un caduco pasado deja al tercer milenio.
Ahora bien, ¿por qué digo que Fidel chochea? Por una información
que leí ayer. El nuevo embajador de México en Cuba hace una visita
a Fidel Castro. Van con el diplomático sus hijos acompañados por
sus novias. Castro celebra eso, y opina que las parejas deben convivir antes de
casarse. Comenta que trató de convencer a la futura suegra de su
secretario particular de que le permitiera a éste la convivencia
prematrimonial con su novia, "pero la señora no lo consintió".
¡Háganme ustedes el refabrón cavor! Díganme mis cuatro
lectores si ésos son temas para ser tratados por un jefe de Estado que
recibe a un diplomático extranjero, aun en reunión informal.
Chochea el Comandante, ya se ve. Ojalá su senilidad biológica
y política no hagan más daño aún a Cuba, nación
tan amada por los mexicanos, patria que Martí soñó libre y
que Castro mantiene aherrojada... Y ya no digo más, porque estoy muy
encaboronado. Mejor voy a contar otra historieta que nada tenga que ver con el
penoso tema antes tratado...
El toro estaba de un lado de la cerca, la vaquita del otro. Puso en
ejercicio la vaquita todas su artes de seducción vacuna, y el toro empezó
a rebufar y a escarbar la tierra con las patas. Finalmente, incapaz ya de
contener sus rijos, el semental tomó carrera, saltó sobre la cerca
y cayó junto a la vaquita. "¡Caramba! -comenta ella con un mohín
de coquetería-. ¡Se ve que traes deseo, ganas y pasión!".
"Traía -gime el pobre animal con aflicción-. Todo se me quedó
en la cerca"... FIN.
Catón, Licenciado en Derecho, en Pedagogía y en Literatura
y Letras Españolas; cronista de Saltillo. |