CUBANET... INTERNACIONAL

Febrero 12, 2001



Respuesta a 'Las cuatro Cubas'

Antonio Santiago. Publicado el martes, 13 de febrero de 2001 en El Nuevo Herald

Carlos A. Saladrigas, una destacada personalidad de la comunidad cubanoamericana, publicó en El Nuevo Herald del 21 de enero un artículo que tituló Las cuatro Cubas. Dada la importancia que tiene para nosotros, los cubanos, lo que trata en dicho artículo, queremos hacer algunos comentarios al mismo.

La historia cubana ha sido objeto de una descarada falsificación por parte del gobierno fidelista, que ha intentado levantar un muro de mentiras hacia el pasado con la intención de borrar los sacrificios, ideales y logros de nuestro pueblo y de tergiversar los acontecimientos que dieron origen a nuestra nacionalidad.

Lamentablemente, la primera parte del artículo de Saladrigas afirma conceptos erróneos que también contribuyen a distorsionar el pasado cubano y a confundir a los que lean ese artículo tan resaltado en las páginas de El Nuevo Herald. Cuba no buscaba "desesperadamente'' su identidad nacional, como afirma Saladrigas. Los cubanos éramos conscientes de nuestra identidad nacional y estábamos orgullosos de la misma.

Rechazo, por calumniosa y falsa, la afirmación de Saladrigas de que "políticos ineptos y corruptos empobrecían moralmente a Cuba'' y de que la "corrupción y la amoralidad carcomían los cimientos de nuestras instituciones y gobiernos''.

¿Cuáles son esos políticos ineptos y corruptos a que se refiere Saladrigas? ¿En qué consiste la corrupción y amoralidad que carcomían los cimientos de nuestras instituciones y gobiernos? Rechazo también la afirmación de Saladrigas de que las clases pudientes y dirigentes de Cuba padecían una cierta amoralidad generalizada. Eso es falso.

En Cuba, señor Saladrigas, hubo siempre muchos políticos y dirigentes capaces, honestos y patriotas; si no, no hubiéramos llegado a desarrollar la nación que teníamos y a plasmar en una constitución, la llamada de 1940, las estructuras políticas y las protecciones sociales más avanzadas de todo el continente americano.

Señala Saladrigas a Justo García Rainiery y, en la forma que lo hace, parece indicar que es el único político honesto antes del fidelismo.

No tenemos por qué negar la honestidad de Justico García Rainiery, pero en Cuba, como señalé anteriormente, hubo muchísimos políticos honrados en todos los niveles, en todas las épocas y en todos los partidos. Muchos nombres me vienen a la memoria, pero sólo, como ejemplo, quiero mencionar algunos de los que, por haber ocupado cargos ministeriales o similares, tuvieron una mayor presencia en la dirección política y administrativa de la república.

Así puedo señalar a Pepín Bosch y a José Alvarez Díaz, ambos ministros de Hacienda durante el gobierno de Carlos Prío Socarrás; a Felipe Pazos, presidente del Banco Nacional y a Justo Carrillo, presidente del Banco de Fomento Agrícola e Industrial, ambos designados por el presidente Prío Socarrás durante su gobierno; a Manuel Antonio de Varona y a Félix Lancís, primeros ministros de gobiernos auténticos; a Carlos Hevia, Aureliano Sánchez Arango, Lomberto Díaz, Luis Casero Guillén, Luis Pérez Espinós, Alberto Cruz (que murió en una prisión fidelista sin asistencia médica), José Antonio Rubio Padilla, Oscar Gans, Pepe San Martín, Segundo Curti y muchos más que pudiéramos citar.

En otro aspecto, la realidad es que hace cuarenta años estamos sufriendo una tiranía que ha costado miles de vidas, la destrucción de la economía nacional, la desmoralización social y un deterioro notable en la calidad de vida del pueblo cubano.

El culpable de este desastre nacional es Fidel Castro, que con el poder único y absoluto que posee bloquea todas las soluciones para la crisis cubana, aun las que proponen sus propios partidarios.

Dice Saladrigas que nos consume una guerra civil; es cierto, y esa guerra, coincido con Saladrigas, debe terminar para bien de Cuba y los cubanos. Pero, ¿cómo? Si Fidel y Raúl Castro fueran capaces de renunciar a sus altos cargos y retirarse del poder, entonces comenzaría el cambio deseado; pero eso es muy difícil. También las fuerzas armadas y los grupos políticos que apoyan al régimen pudieran deponer a los hermanos Castro e iniciar un provisionalato que conduzca a una solución democrática de la crisis cubana; con ello, además, borrarían cualquier responsabilidad que les pudiera caber por haber sostenido a Fidel y tendrían el agradecimiento de la nación.

Hay otros caminos que pueden intentarse, pero para cualquier solución Fidel y Raúl tienen que apartarse de la gobernación del país.

Representante en el exterior del Partido Social Demócrata Cubano.

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