Donde no se
celebra la Navidad
Tania Díaz Castro, UPECI
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - El Nacimiento del Niño Jesús,
hecho con miniaturas de yeso, estaba en el mismo lugar que se pone todos los años.
Por la radio se escuchaban alegres villancicos y guarachas cubanas. A cada rato,
en el fondo del patio, se volteaba el puerco asado que habían matado al
final de la madrugada para que los niños no vieran.
Antes de que declinara el sol ya estaba puesta la mesa: seis burros de
madera que sujetaban cuatro tablas, sobre éstas un mantel blanco tan
grande que sólo podía doblarse entre cuatro.
No recuerdo el número exacto de comensales. Tal vez pasaban de una
veintena entre hijos, nietos, sobrinos, primos y algún que otro vecino
que se sentía como de la familia.
Fue allá, en la provincia Villa Clara, en el pueblo de Camajuaní,
en la casa de mis abuelos. Desde los más ricos hasta los más
pobres celebraban la Navidad, única fecha del año capaz de reunir
de un golpe a toda la familia.
Unos años después, con Fidel Castro en el poder, las casas
comenzaban a cerrarse temprano ese día. Fue el miedo. Los dirigentes de
los Comités de Defensa de la Revolución y del Partido Comunista
que vivían en la cuadra no podían saber que alguien celebraba la
Navidad.
Todo había cambiado. Las fechas sagradas eran sólo las que
orientaba el gobierno. Así, llegó la apatía, y se quedó.
Con el paso del tiempo, ni de forma oculta el cubano podía celebrar su
Nochebuena. De esta forma transcurrieron casi treinta años. Dios fue
sustituido por un Mesías que daría solución a los problemas
de todos los cubanos en la Tierra.
Hoy, después de la visita del Papa Juan Pablo II (1998), cuando el régimen
de Castro cede un poco ante las exigencias populares, tampoco puede celebrarse
la Navidad, porque la mesa está vacía.
También es cierto que las familias cubanas están divididas,
dispersas por el mundo como pájaros tristes, que los pobres de hoy son más
pobres que los de ayer, y que la nueva clase, que sí puede celebrar la
Navidad, sólo tiene un Dios cuyo hijo no se llama Jesús.
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