El
transporte, polémica sin fin
Luis Alberto Rivera, APLO
SANTIAGO DE CUBA, abril - Cae la noche. En la acera, un hombre está
sentado junto a un saco lleno de frutas y un pollo amarrado por las patas. Una
anciana en un banco, rodeada de paquetes, bolsos y jabas, parece que se va de
mudanza. Una mujer soñolienta muestra el cansancio de un día de
trabajo y de lucha. Un niño pide agua a su madre, que le grita porque no
tiene para darle.
Son sólo algunas de las personas que esperan, con una extraña
mezcla de desesperación y paciencia, en una parada de ómnibus. La
población sufre con el mal funcionamiento del servicio de transporte
urbano y suburbano, algo que influye tanto en la calidad de vida de las
personas, y tan necesario para el desenvolvimiento de la vida moderna.
En la ciudad de Santiago de Cuba el transporte se ha hecho aún más
crítico en los últimos meses. Con más de un millón
de habitantes, la ciudad cuenta con dos bases de ómnibus, donde se les
revisa, repara y se les brinda mantenimiento. Una de ellas, que atiende 12 rutas
diferentes, fundamentalmente las dirigidas a barrios distantes hasta 30 kilómetros
de la ciudad, en ocasiones presta servicio al público con cinco carros o
menos. El resto de los vehículos están parados por falta de gomas
o piezas de repuesto. En los almacenes las piezas se venden en dólares y
la Empresa de Ómnibus carece de ellos.
En las horas pico camiones particulares de carga prestan servicio a la
transportación de pasajeros, pero son incapaces de asimilar el público
que por falta de ómnibus se ve precisado a recurrir a tan incómodo
medio de transporte.
La población espera ansiosa que algunos ómnibus llegados
recientemente como parte de una nueva flotilla se utilicen para mejorar el
servicio.
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