Ferrocarriles
de Cuba: último recurso de los viajeros
LA HABANA, 23 de abril (María Elena Rodríguez) - Los servicios
de la Empresa de Ferrocarriles de Cuba son tan ineficientes que la población
de Ciudad de La Habana sólo recurre a ese tipo de transporte como último
recurso.
"Prefiero "coger botella" (manera popular con que se denomina
en Cuba el auto-stop), es peligroso, pero es más rápido, porque
para transportarse en tren hay que estar enfermo, muy viejo o loco", expresó
Mariela, de 38 años.
El retraso en los horarios es regular en el tren rápido conocido
popularmente como "Locura Azul" (título de una canción
de "Los Zafiros") generalmente de una hora. En los trenes regulares el
atraso es casi siempre de cinco horas.
En los trenes regulares los bebederos de los vagones no funcionan "por
falta de agua" o "por roturas", según informan las
ferromozas. En los pocos que están en uso el líquido sale a
temperatura ambiente, al parecer porque el sistema de refrigeración no
funciona.
Respecto a los baños, permanecen sucios y pestilentes al extremo que
el mal olor invade prácticamente todo el coche.
La mayoría de los asientos tienen el forro roto y no se pueden
reclinar por defectos en el mecanismo, tampoco cuentan con ceniceros para los
fumadores. Los coches de los trenes que cubren la ruta La Habana-Matanzas tienen
asientos de madera.
Cucarachas son visibles en cualquiera de estos trenes regulares, por lo que
se presume que habitan en los mismos en grandes cantidades.
"Detesto viajar en los trenes regulares, el 'Locura Azul' tiene sus
defectos y es más caro, pero al menos no viaja uno como una res",
declaró Alicia, de 43 años.
Los alimentos que la Empresa de Ferrocarriles de Cuba vende a los pasajeros
consisten en una "cajita" cuyo precio es 4.80 pesos en los trenes
regulares y 8.50 en el rápido o "Locura Azul". En ambos casos
es de pésima calidad. El café, a peso la tacita, también
está mal elaborado.
"Unos gordos de puerco (pedazos de grasa), un cuarto de pollo mal
cocinado o una lasca de jamonada que parece agua son los platos principales del
menú. Mire, si no está duro el arroz amarillo, entonces lo están
los frijoles. Yo prefiero comprar las cajitas de alimentos que venden los
particulares, porque las que venden en el tren es gastar dinero para no podérsela
comer", dijo Marcos, que viaja regularmente a la ciudad de Camagüey en
ferrocarril.
Todos los trenes cuentan con un servicio dolarizado de venta de refrescos,
cervezas y golosinas. Una cerveza fría cuesta 0.85 dólares, un
paquete de galleticas 0.75 y los refrescos 0.50 dólar.
"El 'Locura Azul' es el único que tiene un servicio a precios de
¡paladar! (pequeños restaurantes privados), pero de mala calidad. Un
pan con jamonada cuesta 5 pesos y una botella de seis onzas de refresco hay que
pagarla a 7 pesos. Si el refresco es instantáneo, de ésos que se
preparan a partir del sobrecito de polvo, vale un peso porque es casi agua. ¿Qué
le parece?", señaló Lester, de 25 años.
El servicio rápido o "Locura Azul" tiene coches
confortables únicamente para turistas. Por supuesto, en dólares.
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