Derrota en
Ginebra
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, abril - En el 57o Período de Sesiones de la Comisión
de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas, efectuado en Ginebra, el
gobierno cubano de nuevo ha sido sancionado por la comunidad internacional. En
esta ocasión, la resolución de condena obtuvo 22 votos a favor, 20
en contra, 10 abstenciones y un país ausente.
Sin embargo, la magnitud de esta derrota de las autoridades de La Habana va
más allá de la simple valoración del recuento de los votos
emitidos por los países miembros de la CDH.
Debe tomarse en cuenta que en América Latina, su región, el régimen
sólo alcanzó el apoyo de Venezuela, mientras cuatro países
favorecieron la resolución e igual número se abstuvo. México
fue una de las naciones de mayor peso en el subcontinente; aunque se abstuvo, en
varias ocasiones a través de su canciller, el señor Jorge Castañeda,
dejó bien aclarado que valora como insatisfactoria la situación de
irrespeto a los derechos humanos en Cuba, la que no puede justificarse -según
ha indicado- con la coartada de la injerencia foránea.
Entre los países que condenaron a Cuba se encuentran los seis
representantes este año de la Unión Europea, Canadá y Japón,
naciones que disfrutan de un gran prestigio internacional, y que en ningún
momento se han sumado a la política de aislamiento a la Isla. Por el
contrario, están entre sus mayores socios económicos y
comerciales, con lo que demuestran cuán absurdas son las inculpaciones
oficiales cubanas referentes a señalarlos como títeres de la
superpotencia norteamericana.
Asimismo, las acusaciones contra la República Checa, Letonia, Polonia
Rumanía carecen de sentido. Sus posiciones en defensa de los derechos
humanos resultan lógicas, por haber sufrido en carne propia el
totalitarismo que hoy padecemos los cubanos.
En contraposición, las naciones que votaron en contra de la resolución
condenatoria, salvo contadas excepciones, están regidas por gobiernos
flagrantes violadores de los derechos humanos cuya intolerancia es ley, y en
muchos casos la discriminación racial y sexual es norma. Estados con los
que, en su mayoría, resulta embarazoso coincidir en cualquier tema.
Son significativos entre "los colegas en la votación" regímenes
como los de Libia, Pakistán, Siria, Arabia Saudita, Quatar y China, por
citar algunos harto conocidos por su proceder antidemocrático. También
Rusia que, aunque con un gobierno salido de elecciones, mantiene una injusta y
sangrienta guerra contra el pueblo checheno, milenario luchador por la libertad.
Cabe repetir el refrán popular de: "Dime con quién andas y te
diré quién eres".
Es penoso que Sudáfrica, la cual tanto sufrió y luchó
por la libertad frente al apartheid, por una equivocada deuda de gratitud,
continúe una política de incondicional apoyo al régimen,
cuando su verdadero compromiso es con el pueblo cubano.
La repetida derrota del gobierno de La Habana en la CDH significa un
elemento adicional indicativo de su creciente aislamiento internacional, muy en
especial en Latinoamérica. Las campañas propagandísticas
cubanas dirigidas a confundir a la opinión pública mundial sobre
la verdadera situación de los derechos humanos ya engañan a pocos.
Quizás algunas personas desinformadas, deslumbradas todavía
por un proceso que prometía un futuro luminoso y que ha fracasado en
cumplir sus objetivos, aún caen en la trampa. Pero, tarde o temprano,
arribarán a la amarga verdad a la que hemos llegado la inmensa mayoría
de los ciudadanos de la Mayor de Las Antillas.
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