Girón
recordó y censuró
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, abril - La conmemoración del cuadragésimo
aniversario de la Batalla de Girón transcurrió en la Cuba de Fidel
Castro con el intencional olvido de dos muy destacados participantes en los
combates que se libraron al sur de la Isla en 1961, únicamente por
razones políticas.
Con su acostumbrada capacidad censora, el gobierno de Fidel Castro hizo
desaparecer de la escena histórica a dos de los más combativos
pilotos de la fuerza aérea cubana de aquellos días, quienes
derribaron entre ambos el mayor número de aviones de la Brigada Invasora
2506, de acuerdo con los testimonios.
Rafael del Pino y Alvaro Prendes alcanzaron grados de general y coronel
respectivamente, en las fuerzas aéreas de Castro y se distinguieron en
misiones en Angola y Etiopía. Publicaron sus memorias como pilotos de
guerra, las cuales alcanzaron categoría de best-sellers al interior de
Cuba. Pero ambos desertaron de las filas castristas y hoy residen en los Estados
Unidos, motivo al parecer suficiente para borrarles de la memoria histórica
nacional, desde el punto de vista del discurso oficial.
Aunque la televisión cubana transmitió en forma diferida los
debates de la conferencia internacional "Girón: cuarenta años
después", a la que asistieron numerosos involucrados de Cuba y
Estados Unidos, los residentes nacionales no escucharon los nombres de los
ostracidos durante las transmisiones. De idéntico modo, la retransmisión
televisiva del docudrama Girón, filmado en los 70, censuró la
presencia de Rafael del Pino en el mismo. Los televidentes no pudieron
explicarse una sorpresiva y cortada secuencia de un Mig-21 taxeando por una
pista militar isleña. Pero quienes recuerdan, identificaron a tal escena
como una correspondiente a del Pino.
Uno de los puntos indiscutidos de la Batalla de Playa Girón es el
papel jugado por las aviaciones de ambos bandos, las cuales sumaron aciertos y
errores decisivos para el desenlace de los combates. Del Pino y Prendes, sin
proponérselo, devienen así testigos y víctimas de las
manipulaciones históricas del gobierno de Fidel Castro, hecho real pese a
soterradas protestas de un número de historiadores isleños entre
los que se encontró el destacado Julio Le Riverend, quien poco antes de
morir afirmó ante la televisión cubana que "el ciudadano
tiene derecho a que le sea contada una Historia cierta".
Girón, así, revivió la memoria histórica. Pero
también la censuró.
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