Cuba:
salario medio, ingreso medio
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, abril - Un aviso de CubaNet llegó a mis oídos por
los canales acostumbrados para "cazarme" por las calles de La Habana.
Mi reporte sobre las autorizaciones de aumentos de precios en los mercados
agropecuarios "topados" de la capital esperaba por una aclaración.
Los editores encontraron en el mismo un dato al parecer contradictorio, por lo
cual decidieron no publicar hasta dar solución al problema.
El motivo de la confusión era simple. En dicho reporte afirmé
que si una persona quisiera adquirir en esos mercados una libra mensual de los
productos allí vendidos, gastaría un total de 330 pesos, 93 por
ciento del ingreso medio al mes por trabajador reportado por el Ministerio de
Economía al cierre del 2000. Si renunciase a comprar cárnicos
frescos o embutidos, aún habría de abonar el 25 por ciento de éste,
algo como restar ilusiones a los deseosos de practicar el vegetarianismo.
La confusión de los editores de CubaNet se esclareció rápidamente.
Ellos interpretaron la palabra "ingreso" como "salario". Y
como el salario medio mensual informado a fines del 2000 fue de 249 pesos, mi
cifra de 93 por ciento de aquél no parecía coherente con éste.
CubaNet desconocía la existencia del nuevo indicador oficial de ingreso
medio por trabajador, del cual el salario es parte, pero no todo.
En las economías "normales", las personas cobran sus
haberes en moneda nacional contante y sonante, con la que adquieren cuanto
deseen y de lo que deseen hasta vaciar el bolsillo. Pero en Cuba el salario ha
devenido una mezcolanza de pagos en dinero cubano, dólares y especies, lo
cual ha terminado por crear más confusión que la provocada por mí
en CubaNet. Por tal motivo, la autoridad estadística cubana creó
el indicador de "ingreso medio por trabajador", para medir de alguna
forma el poder adquisitivo representado por el ajiaco nominero.
El nuevo índice, según el ministro de Economía José
Luis Rodríguez, "refleja mejor que el salario la retribución
al trabajo bajo las múltiples modalidades que hoy se utilizan. El mismo
incluye 1 millón 158 mil trabajadores que participan en sistemas de
estimulación en divisas; 1 millón 461 mil que se benefician del
reforzamiento alimentario; 1 millón 990 mil que reciben ropa y calzado, y
más de 700 mil que reciben módulos de aseo y otros artículos
de consumo".
Calcular semejante mezcolanza debe de bordear los límites kafkianos
de una metarmofosis. Mas, como decimos "en cubano", "con esos
bueyes hay que arar". Desde el punto de vista de los economistas y
periodistas independientes, no queda otro remedio que asumir el nuevo índice,
pues restringirse al salario medio implica desconocer la realidad de los pagos
apuntados y su impacto social no desdeñable.
Sin embargo, en el cálculo del novísimo ingreso medio por
trabajador ya comenzaron a aparecer más motivos de confusión: las
entregas en divisas y especies se estarían calculando a la tasa oficial
de un peso, un dólar, cuando el cambio no oficial es de alrededor de
veinte por uno. Lo cual introduce anécdotas como éstas: los
llamados módulos de aseo incluyen almohadillas sanitarias para las
menstruantes. Las damas menopáusicas, para quienes carecen de valor de
uso, las mercan al precio de la calle, más barato que el de las tiendas
de recaudación de divisas; a su vez, las meriendas recibidas por los
trabajadores de la telefonía (repetido al infinito, sandwich de jamón
y queso, y una cola enlatada) se comercian alegremente en las calles del
municipio Centro Habana por el importe de un dólar o algo más, según
el servicio. Después de semejantes transacciones, ¿pudiera decir el
ministro de Economía cuál es en verdad el ingreso medio del
trabajador?
Avisados estamos: en Cuba, ingreso medio no significa salario medio. Asunto
de bueyes, con los cuales hay que arar.
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