Hurto de
ganado en Cuba: algo increíble en épocas pasadas
Luis Alberto Rivera, APLO
SANTIAGO DE CUBA, abril - El tema del hurto y sacrificio ilegal de ganado es
tratado frecuentemente por la prensa oficial y siempre se dice al respecto que
es un fenómeno que afecta al desarrollo de la ganadería cubana.
El robo de ganado -ya sean reses, cerdos, carneros o chivos- y el saqueo de
las siembras agrícolas afectan al Estado aunque éste tiene la
posibilidad de tener empleados que vigilen sus plantaciones y rebaños, y
también a los particulares que poseen tierras, quienes están prácticamente
indefensos ante las acciones de los ladrones.
Muchos campesinos prefieren dejar de sembrar o de criar animales para que el
fruto de su trabajo no termine en manos de los ladrones y también porque
al campesino que le roben una cabeza de ganado no sólo pierde el animal,
sino que el Estado lo castiga con altas multas.
Hay quienes opinan que el hurto de ganado se debe al hambre. Otros aseguran
que el problema es que la gente quiere vivir del trabajo ajeno.
Nuestros abuelos cuentan que décadas atrás la situación
era distinta, que se ha perdido el respeto por la propiedad y la moral en
general.
Lo cierto es que hay que empezar a cuestionarse si las transformaciones que
el gobierno llevó a cabo en los campos cubanos durante estos casi 43 años
tiene que ver en el asunto.
No ha sido nada beneficioso para el campesino ni para el país la
fiebre de cooperativización estatal, ni que hayan arrancado de raíz
tradiciones, costumbres y creencias, y tampoco que se hayan dispersado las
familias y los más jóvenes hayan emigrado a regiones distantes de
su lugar de origen, entre otros aspectos.
El problema no se resuelve -como trata infructuosamente de hacerlo el
gobierno cubano- con mayor vigilancia de los Comités de Defensa de la
Revolución ni con más milicias campesinas, sino con la acción
de la sociedad civil y el Estado, en cooperación, sin marginar a nadie.
Pero, en Cuba, el control totalitario del gobierno impide a la sociedad civil
emerger debidamente.
Es preocupante el robo de ganado como lo es que no haya alimentos en zonas
donde antes un grupo de campesinos eran capaces de abastecer a los pobladores
del lugar e incluso comerciar excedentes con destino a las ciudades.
La laboriosidad de los campesinos ha devenido en apatía e indolencia
porque ellos no pueden realizar sus labores con resultados positivos, ya que el
Estado impone cómo se debe producir y comerciar.
La pérdida de esa libertad ha influido en la poca productividad de
las tierras, y la escasez es el abono propicio para que surjan delitos como el
hurto y sacrificio ilegal de ganado, algo increíble en épocas
pasadas.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente. |