Del arroz y
otros pesares
Lázaro Raúl González, CPI
PINAR DEL RIO, abril - Es todavía abril y el arroz está a
cuatro y cinco pesos la libra en la provincia de Pinar del Río. En
Herradura, supuesta zona arrocera ubicada en el centro sur de la provincia, la
libra de arroz está a cuatro pesos, pero es mucho el lugareño que
sale por la tarde con su jabita "en busca de comida" y regresa con las
manos vacías.
La situación respecto a la preciada gramínea es crítica
no sólo por su elevado precio. El arroz constituye el componente esencial
de la dieta básica del cubano y sus probables sustitutos en la mesa
criolla -yuca, boniato, malanga, harina de maíz- también escasean
y están caros.
De modo que la del arroz no es una penuria más, sino que coloca a la
gente al borde del precipicio llamado hambre. Y como ya se ha vuelto común
en el devenir humano, también bajo el socialismo son las capas más
humildes de la población las que sufren la calamidad en carne propia.
A fuerza de inventos -o sea de panecillos, ensaladas, agua con azúcar
y otros- la gente aguarda con involuntario estoicismo la llegada del día
primero del próximo mes para poder comprar la cuota "subvencionada"
que equitativamente regula el gobierno a través de la libreta de
racionamiento.
Pero, por más ahorro que se haga o hambre que se aguante, la cuota
que asigna el gobierno -apenas cinco libras mensuales de arroz- no alcanza para
más de una semana. A partir de ahí se acaba el régimen
socialista, termina el amparo del que todo lo tiene y comienza el ¡sálvese
el que pueda!, prevaleciendo entonces las leyes del más puro capitalismo.
Sin embargo, el capitalismo no rige sobre los medios de producción en
Cuba, donde el gobierno es propietario de casi la totalidad de las tierras de
cultivo, de la maquinaria agrícola, de sistemas de riego, de insumos y,
en fin, de prácticamente toda la producción y comercialización
del cereal. De este modo, el gobierno es considerado aquí como el máximo
responsable de la actual carestía de arroz.
El clima -cada año llueve menos en Cuba- y la presencia en el país
de ácaros y hongos dañinos para las plantaciones de arroz, también
han contribuido considerablemente al agravamiento del problema.
De cualquier modo, todavía no ha pasado lo peor, pues aún
faltan mayo y junio, y a juzgar por la sequía que nos afecta y la escasez
de motores y combustibles, la cosecha de arroz de julio será exigua.
Como dice un vecino del pueblo: "¡Todavía será
menester apretar más el cinturón... para que no se caiga el pantalón!"
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