¿Qué
ocurre con el transporte en Cuba?
Tania Díaz Castro
LA HABANA, abril - El transporte en Cuba es otro de los tantos puntos débiles
del régimen castrista. Son muchas las quejas de la población no sólo
por la escasez de sus medios, sino además por su deficiente iluminación,
la mala atención que en ellos se recibe, la falta de higiene y, además,
por las ventas ilegales de boletines, la duplicidad de las reservaciones y las
grandes demoras en el itinerario.
Según datos ofrecidos por la Comisión Nacional de Vialidad y
Tránsito, entre 1996 y 1999 ocurrieron en la Isla 72 accidentes por cada
100 mil habitantes, cifra que se considera altísima en proporción
con el número de medios de transporte existentes a nivel nacional.
Al concluir el año 2000, en nuestro país habían
ocurrido 9,619 accidentes de tránsito, los cuales causaron 1,024 muertes
y 8,440 lesionados graves.
A tal extremo ha llegado esta situación que los accidentes del tránsito
representan la primera causa de muertes violentas en Cuba. En un solo año,
por ejemplo, se produjeron 75 accidentes en los pasos a nivel del ferrocarril.
Las causas son muchas, pero las que más se destacan son el deterioro de
las vías, la ausencia de señales y la falta de un buen
mantenimiento a los vehículos.
Cuba, como se sabe, tuvo ferrocarril en el siglo XIX, antes que España
y el resto de sus colonias. Entonces sólo se conocía el
ferrocarril en Estados Unidos, Inglaterra y Francia. El tramo escogido para el
primer ferrocarril fue de La Habana al poblado de Güines, porque es en éste
donde se producía más de 70 mil cajas de azúcar y la mayor
parte del arroz que se consumía en la Isla. En 1837 -once años
antes que en la Metrópoli- setenta personas estrenaron el primer
ferrocarril de Iberoamérica, al recorrer más de 27 kilómetros
hasta Bejucal, y al año siguiente comenzara a entrar en Güines la
primera locomotora de vapor. La línea fue vendida en pública
subasta y en 1842 fue adquirida por capital criollo, que se hizo cargo de su
explotación.
Pero el retroceso que ha sufrido Cuba respecto a sus medios de transporte
desde 1959, año que dio inicio al gobierno de Fidel Castro, ha sido
enorme. Se compraron a los países socialistas diversos equipos de
transportación que desaparecieron al poco tiempo por su mala calidad,
juzgados luego como "chatarra" por la misma élite
gubernamental, tras el desplome del campo socialista.
En pocos años el cubano ha vuelto a la carreta de bueyes, al quitrín
y a la guarandinga, desaparecidos en épocas pasadas, o a los bicitaxis, a
cuyos propietarios se les tiene prohibido el acople de motores en sus equipos.
La atención que ofrece la Comisión Nacional de Vialidad y Tránsito
es ineficiente. Pruebas hay de sobra. Pero son dos las que más me han
llamado la atención en días recientes.
La primera trata de un aviso publicado en la prensa cubana el 11 de febrero
de este año y firmado por la periodista Argentina Jiménez, donde
se destaca como "esquina muy peligrosa" a 17 y M, en el Vedado
habanero. Según el aviso, "rara es la semana que allí no
ocurre una colisión, debido a que en vez de haber un 'pare' hay una señal
que dice 'ceda el paso'". Más adelante se explica la inadecuada
visibilidad en esa intersección, precisamente una zona turística.
Hasta el momento, este aviso no ha sido atendido por la Comisión
Nacional del Tránsito. Tampoco las quejas de los vecinos de las calles
25 y O, muy cerca de 17 y M, ofrecidas en reuniones de barrio con autoridades
políticas, donde se ha expuesto reiteradamente los accidentes ocasionados
en esa esquina a causa de un equipo desprendido de un poste de la luz (alumbrado
público) y con el cual chocan niños y adultos desde hace un año.
Es evidente pues que existe una gran despreocupación por parte de la
Comisión Nacional de Vialidad y Tránsito.
Contemplamos a diario cómo los niños juegan en las aceras y en
las calles, cómo los peatones no van en sentido correcto al del tránsito
de los vehículos, cómo no se respeta el semáforo, la "cebra"
o paso peatonal, cómo en las bicicletas se llevan a niños pequeños
en las parrillas traseras o van en remolque de otro vehículo en
movimiento.
La policía de tránsito, es la realidad, no exige a todos el
cumplimiento de sus propias leyes. Esta pudiera ser la causa principal de los
accidentes en Cuba.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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