Desamparados
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, abril - Muchos santiagueros no creen en el amparo que
supuestamente debe ofrecer la Ley de la Vivienda cubana y recurren a las
ilegalidades para tener un techo donde cobijar a sus familias.
El gobierno local está incapacitado para solucionarle a los
ciudadanos bajo su jurisdicción un lugar seguro donde vivir.
Tal es el caso de Roberto Mauricet Font, de 31 años de edad, que nació
y se crió en la vivienda con el número 14 de la calle Iglesias,
entre Camino Viejo del Morro y Luz Caballero, reparto Veguita de Galo, en la
Ciudad de Santiago de Cuba.
Mauricet Font aún vive allí en unión de su esposa e
hijo de un año de edad, pero el inmueble ha sufrido varios derrumbes. En
los últimos diez años se desplomó la escalera por donde se
salía a la calle, el muro del balcón y el pasillo que conducía
a la entrada de la vivienda. Ahora amenaza irse abajo la sala.
El niño de Mauricet Font se ha caído dos veces en la peligrosa
edificación y ha estado a punto de perder la vida.
Las paredes de la casa son de madera, el techo está tan deteriorado
que no hay lugar en el interior del inmueble que no se moje cuando llueve, lo
que ha causado cortes eléctricos que han dañado en varias
ocasiones a la esposa de Mauricet Font.
Además, el agua potable no llega a la vivienda por las tuberías
porque éstas están deterioradas, la instalación sanitaria
tuvo que ser clausurada y esta familia no tiene otra opción que lanzar
los excrementos al patio.
Las condiciones en que vive Mauricet Font y su familia los expone a
accidentes y enfermedades que se pueden evitar en un clima de normalidad. El
pequeño padece de asma y anemia, y su padre es cardiaco y sufrió
un infarto del miocardio.
La Dirección Municipal de la Vivienda de Santiago de Cuba hace 12 años
expresó que ese inmueble sería remodelado, pero lo único
que hizo -el primero de octubre de 1991- fue apuntalar el lugar con postes de
madera "para evitar que se derrumbe", según dijeron en aquel
entonces los especialistas.
Pero, a pesar de la medida de los expertos de Vivienda, los derrumbes no se
detuvieron con el apuntalamiento.
Las gestiones hechas por Mauricet Font son incontables. Ninguna ha dado
frutos. Ninguna autoridad ha dado la orden de emprender acciones efectivas para
que esta familia santiaguera no se quede sin casa. Los hechos señalan a
la Dirección Municipal y Provincial de la Vivienda como entidades
incapaces. Los funcionarios de estos organismos del Estado no deben olvidar que
sus salarios se deben al esfuerzo de personas como Mauricet Font o su esposa, a
quienes ahora dejan desamparados.
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