Testimonio
del periodista independiente Ricardo González, que sufre una extraña
orden de reclusión domiciliaria
LA HABANA, 12 de abril (Ricardo González Alfonso) - En horas de la
noche del lunes 2 de abril se produjo un pequeño incidente doméstico
en mi casa entre mi esposa legal, de la que estoy separado desde enero de 1997,
y yo. La separación entre nosotros se originó por razones ideológicas.
Ella es militante del Partido Comunista de Cuba.
Durante la riña, que fue por motivas puramente domésticos,
hubo una ofensa creciente de ambas partes, y sorpresivamente y de manera no
habitual en la personalidad de la madre de mis hijos, Gladys Luisa Moreno
Navarro, ella empuñó una silla metálica y me agredió.
Obviamente, yo aguanté la silla, forcejeé con ella hasta que
logré quitársela. Discutimos un poco más, pero en tal tono
y en tales condiciones que mis hijos -David y Daniel González Moreno, de
13 y 7 años, respectivamente- que dormían en una habitación
a tres metros de donde tuvo lugar la discusión, ni se despertaron ni se
enteraron del incidente.
Luego del percance, ella fue a casa de una vecina y después supe que
había ido a hacerse un certificado médico por lesiones; pero es
que no hubo tales lesiones, sino que al parecer al empuñar la silla se
hizo un pequeño hematoma de tres centímetros y algunos rasguños
-según me dijo posteriormente la policía. Yo también sufrí
daños similares.
Esa noche Gladys regresó y durmió en la casa y así lo
hizo el martes, el miércoles, el jueves y el viernes. Los fines de semana
normalmente ella se va con los niños para casa de su mamá, es un hábito
que tiene desde que nos separamos en el 97. El domingo regresó, durmió
en la casa y el lunes 9 en la mañana -una semana después de los
hechos- hace una acusación porque presuntamente yo la había
amenazado con un hecho de sangre. Realmente no hubo en ningún momento
ningún tipo de amenaza, y lo prueba el hecho de que toda esa semana durmió
en mi casa y esperó siete días para hacer la denuncia.
¿Por qué, si no hubo ningún incidente en esa semana,
surgió un miedo repentino siete días después? Eso es
totalmente incongruente. Pero ella hizo la denuncia. Más tarde me personé
en la unidad policiaca e hice mi declaración.
Cuatro horas después de haber declarado, a las ocho y media de la
noche, otros dos agentes se personaron en mi vivienda con un documento titulado
"Auto imponiendo medida cautelar" el que expresa que debo permanecer
en reclusión domiciliaria. El documento me pareció irregular, y no
lo firmé hasta asesorarme con un abogado.
Por supuesto, yo acato las leyes que sean justas. Y como las leyes facultan
a la autoridad cubana para tomar esta medida cautelar la estoy acatando
rigurosamente. No obstante, asesorado por mi abogado, le envié una carta
al jefe de la Policía Municipal de Playa y otra al fiscal del municipio.
La unidad policiaca recibió el documento, pero el fiscal dijo que se
debía mandar a través de un bufete colectivo. Sin embargo, lo leyó
y dijo que el asunto no tenía mayor importancia; claro, el fiscal
desconoce que yo soy un periodista independiente.
En la nota que yo envío a ambas autoridades digo: "Resulta
contraproducente que se me mantenga en reclusión domiciliaria. El motivo
es obvio, la denunciante vive en mi casa y dicha medida propicia las condiciones
para que surja una nueva discusión en vez de evitarla. Por este motivo
pido a usted que cese la misma, aunque tengo la convicción que no ocurrirá
ninguna amenaza mía contra quien me acusa porque dicho delito no lo cometí
ni lo cometeré en ninguna circunstancia".
Es significativo que cuando me arrestó la policía política
el 15 de febrero, con motivo de una actividad que iba a realizarse en la
biblioteca independiente Jorge Mañach que yo dirijo -con sede en mi
vivienda- y a la que asistirían miembros de la oposición y
periodistas independientes, durante el interrogatorio se me amenazó con
aplicarme la leyes de Peligrosidad y 88, y se me amenazó con otras
medidas contra mi familia y mi prestigio personal.
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