Un proyecto
por la libertad
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, abril - Muchas son las inquietudes que ha despertado el Proyecto
Varela en medios opositores de la Isla.
Después de varios años de presentada esta alternativa por
parte del Movimiento Cristiano Liberación, que liderea Oswaldo Payá
Sardiñas, más de cien organizaciones de derechos humanos y
partidos políticos se han unido para trabajar y hacer realidad la petición
a la Asamblea Nacional del Poder Popular, para que realice una consulta popular,
amparada en los Artículos 63 y 84 de la constitución vigente.
Como toda obra humana, el Proyecto Varela no está exento de críticas.
Algunos lo consideran un diálogo con Fidel Castro, otros expresan que
legitima a la Asamblea Nacional del Poder Popular y que no es otra cosa que una
manera de hacer oposición a la oposición.
Pero si analizamos sus mecanismos nos podremos percatar que no resultan
abstracciones futuristas, sino que cuenta con lo que tenemos hoy mismo en la
realidad política del país.
Millones de cubanos nos sentiríamos felices si al despertarnos mañana
ya Cuba fuera una nación democrática y tuviéramos todas las
libertades que nos han quitado durante estos 42 años.
Sin embargo, como la historia lo ha demostrado, los cambios en los gobiernos
totalitarios no son de un día para otro y muchos creen que el efecto de
la varita mágica será de inmediato.
La posibilidad que da el Proyecto Varela de hacer los cambios utilizando
ciertos artículos de la ley y que diez mil firmas obliguen a la Asamblea
Nacional del Poder Popular a aceptar las propuestas que no son otras que las que
ha venido haciendo la disidencia por más de una década, han
llenado de esperanza a los firmantes.
De realizarse el referendo sería la primera vez, en más de
cuatro décadas, que el pueblo podrá expresar libremente su
voluntad en las urnas. En caso que el gobierno desate la represión
policiaca, confisque las boletas o asuma la conocida postura de ignorar el
asunto, quedará una vez más demostrado que es un país
violador de su propia Constitución.
Otra página nada halagüeña para la historia de Cuba.
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