"No hay
medicina que salve a esta farmacia"
Jorge Cordero, AFPCP
LA HABANA, abril - La farmacia ubicada en 10 de Octubre #172 está
cerrada hace más de cinco años y los residentes de esa zona de la
capital de Cuba tienen que recorrer grandes distancias para poder comprar los
pocos y regulados medicamentos existentes en el país.
La historia comenzó con la aparición de un grupo de
trabajadores que desmontó los anaqueles y el mostrador de la instalación.
Los empleados del Ministerio de Salud Pública continuaron su labor y
el inmueble quedó sin servicio de electricidad ni de agua, sin ventanas y
sin puertas.
Después de semejante "operación de mantenimiento" la
farmacia pasó a ser el sitio predilecto de los que necesitan orinar o
defecar y no encuentran retrete público, un tipo de instalación
sanitaria prácticamente inexistente en la Cuba del siglo XXI.
También algunas parejas sin vivienda hacen uso del lugar para
realizar contactos sexuales en medio de una atmósfera pestilente, pues
los moteles y hoteles son un lujo exclusivo para extranjeros y el hospedaje hay
que pagarlo en dólares estadounidenses.
Recientemente, para evitar estas cuestiones, enrejaron la farmacia. Ahora
parece una cárcel.
"No hay medicina que salve a esta farmacia" -dijo irónicamente
un vecino del lugar.
Lo cierto es que 10 de Octubre #172 es un inmueble que parece no importarle
al gobierno local ni hay indicios de que los funcionarios del Ministerio de
Salud Pública vayan a enviar la brigada que hace cinco años lo
arruinó, para que ahora lo reconstruyan y vuelva a abrir sus puertas la
farmacia de marras.
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