¿Quién
es el responsable?
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, abril - A lo largo y ancho de Cuba el marabú campea
por su respeto. Miles de caballerías de plantaciones y pastizales sufren
la invasión del dañino arbusto y limita aún más los
beneficios que deben derivarse de ellas.
Los especialistas oficiales se escudan en la falta de recursos para
justificar la invasión de marabú en las más importantes
empresas agropecuarias del país.
En este caso, como suele ocurrir cuando se trata de analizar cualquier
aspecto de la economía cubana, se carece de datos y estadísticas.
El gobierno de Fidel Castro los oculta, por lo que es imposible conocer a cuántos
millones de pesos ascienden las pérdidas por lo que ha dejado de
producirse en esos planes agrícolas debido a las afectaciones causadas
por el incontenible avance del marabú.
Además, existe otra afectación mucho mayor y más
sensible que se produce cuando se contraataca al marabú con decenas de
equipos pesados, ya que éstos compactan el suelo y desplazan parte
importante de la capa vegetal, ya dañada en más del 73 por ciento
de los suelos agrícolas de la Isla.
La realidad ha demostrado que ese método no resuelve el problema, la
reproducción del marabú es imposible de controlar pues las
semillas son diseminadas cuando se arranca el arbusto, y vuelven a germinar
debido a la frecuente desatención de las tierras. Por tanto, el marabú
resurge vigorosamente multiplicado.
Durante más de cuatro décadas el Estado cubano ha sido y es
dueño y señor de la hacienda y de la vida de los isleños,
dispone qué hacer en cada esfera y cómo hacerlo.
¿A quién responsabilizar entonces con la creciente degradación
de las tierras agrícolas, que en un 77 por ciento califican como poco o
muy poco productivas?
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