Hay que
hacer algo por nuestros presos
Milagros Beatón, APLO
SANTIAGO DE CUBA, abril - La población penal de Cuba está
compuesta fundamentalmente por jóvenes. Un importante segmento de la
juventud cubana es proclive al delito y este fenómeno demuestra la
deficiencia del llamado sistema de reeducación que se aplica en las cárceles
del país.
Aunque la mayoría de los presos cubanos han cursado estudios
comprendidos en la gama de la enseñanza primaria hasta la superior,
aumenta el número de jóvenes que van a prisión por cometer
delitos, aunque debe tenerse en cuenta que el Código Penal vigente
contempla como actos delictivos acciones o posturas que en otros países
no lo son.
Los prisioneros cubanos se transforman psíquica y físicamente
desde que entran en las cárceles. Las circunstancias imperantes en ellas,
lejos de favorecer a la reeducación del individuo, reafirman las malas
actitudes, contribuyen a la pérdida de la autoestima y propician la
incorporación de una escala de valores negativos.
Es casi improbable que luego de cumplir una condena el preso cubano se
incorpore a la sociedad como un hombre de bien y completamente reeducado. En las
cárceles del país no se corrige al hombre, sino que se le
destruye.
Es imposible que con maltratos se encamine a ninguna persona. El respeto a
la dignidad humana es un elemento esencial en cualquier método que se use
para hacer que el hombre ande por el camino del bien.
¿Cuál es el plan para revertir el fracaso de la reeducación
penal y de la persistencia o el incremento del delito en nuestra sociedad? ¿Qué
hacen al respecto los psicólogos y los sociólogos graduados en las
universidades exclusivas para revolucionarios?
Es hora de hacer algo por nuestros presos porque muchas son las familias que
sufren por este motivo. ¿O es que llegará el momento que haya un
preso por cada núcleo familiar?
Temas como la eficacia de la educación, la separación de hijos
y padres por concepto de escuelas al campo, la falta de actividades recreativas
sanas e instructivas, la escasez de alimentos, vestuarios y otros artículos
básicos para la vida moderna, la profesionalidad de la policía, de
los abogados, de los fiscales, el respeto a los derechos humanos, la modificación
del Código Penal, y otros más, deben ser analizados profundamente
y, sobre todo, actuar de manera sabia y con rapidez.
Debemos hacer algo por nuestros presos, porque ellos son parte de esta
sociedad y también del futuro de nuestra Patria.
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