CUBANET... INTERNACIONAL

Agosto 24, 2001



Victoria pírrica en Miami

Belkis Cuza Malé . Agosto 24, 2001. El Nuevo Herald

OK, ya se fueron los Grammy de Miami. Se fueron sin siquiera haber llegado. ¿Están felices, mis queridos compatriotas? ¿Piensan que el exilio se ha fortalecido?, ¿que Cuba es más libre?, ¿que los cubanos de la isla van a ser más libres, van a comer mejor, a vivir mejor porque no se celebren los Grammy en Miami? ¿O incluso hay alguien que crea que le ha arrebatado un triunfo a Fidel Castro? En esta pelea absurda, el único ganador ha sido precisamente el tirano. Miami ha quedado relegada al papel de intolerante. Eso era precisamente lo que se quería, que Miami apareciese ante los ojos del mundo como una ciudad incivilizada, llena de odio, agreste, negativa, peligrosa para visitantes y turistas, e incluso para los residentes no cubanos.

¿No me creen? Lean los periódicos del resto del país, lean la prensa internacional. Dejen de mirarse el ombligo, dejen de vociferar cuando hay que mantener la serenidad y la calma. De nada van a servir los gritos, los insultos, los denuedos, cuando lo que necesitamos es la fortaleza de espíritu que requiere la lucha contra la tiranía que impera en Cuba. ¡Qué batalla más trivial la de los Grammy! La libertad de Cuba no se gana con escándalos, sino con unidad en la búsqueda del respeto merecido. Que un grupito de cantantes residentes en la isla vengan a Miami no justifica la intolerancia, ni el arrebato. Los que achuchan al exilio puede que sean los mismos espías castristas infiltrados cumpliendo una misión. De seguro que ésos también estaban listos para agredir --como lo hacen en Cuba las "brigadas de respuesta rápida''-- a los que asistieran a la entrega de premios.

Porque nunca se sabe de qué mano viene la piedra, el palo o incluso la bala asesina. Los enemigos del exilio tienen también sus madrigueras en la propia ciudad y sólo esperan la orden del tirano para actuar. La Seguridad del Estado cubana se preparaba para llevar la voz cantante en las protestas. ¿Alquien puede dudarlo? Si nos ponemos a pensar, tendremos que admitir que a ratos Miami parecería un desprendimiento del comandante en jefe. El "patriotismo'' exacerbado, frenético, que exhiben algunos es más propio de la Plaza de la Revolución que de un pueblo en el exilio doloroso.

La gente que prefiere el estilo chillón, desordenado, grosero de las masas al pensamiento sereno, a la acción verdaderamente política, está muy lejos de alcanzar sus metas. Es decir, el triunfo de las ideas, sin tener que ceder en sus principios. Si la entrega de los Grammy en Miami es una ofensa ignominiosa, ¿por qué no protestamos contra esa parte del exilio que se la pasa viajando a Cuba, o incluso vive del negocio de enviar dinero a la isla, o compra propiedades allá, o comercia por terceros países con el tirano? ¿Protestar por los Grammy? Muy bien, tampoco hablemos con nuestros familiares en Cuba, ni enviemos medicinas, ropa, ni les compremos efectos eléctricos; porque allí en la isla todos viven con la doble moral, y un día reciben el dinero del familiar de Miami y al otro de seguro que participan en las manifestaciones masivas de Castro.

Si vamos a hablar de burlas, suprimamos los viajes, el correo, las comunicaciones telefónicas. Pensemos sólo en la "pureza'' del exilio. Como si lo único importante fuesen los golpes de pecho, un trapo con tres colores y una estrella. Eso no es la patria. La patria es mucho más que una bandera y un himno.

Demás está recordarles, queridos compatriotas, que Castro es un producto de cada uno de nosotros, que como decía el dramaturgo René Ariza "todos llevamos dentro un pequeño Fidel'', y muchos de los que ahora vociferan en el exilio lo hicieron también a favor del tirano, y no se cansaron de pedir paredón, de agitar el odio entre hermanos, de ayudar a consolidar el gobierno asesino de Fidel. Debo recordarles las palabras de Jesús: "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra''. Si de algo sirven las crisis es para salir fortalecidos de ellas. Miami tendrá que aprender la lección. Tendrá que dejar de pensar con la mentalidad de hace tres décadas, y unirse en un esfuerzo civilizado. De lo contrario, el exilio corre el riesgo de dejar de serlo para convertirse en un apéndice bochornoso de la Cuba castrista ejerciendo la censura, el veto, la prohibición, y hasta el castigo. Los que esgrimen los socorridos argumentos de un patriotismo devenido símbolo abstracto, deberían echar una mirada al pasado y ver cuánto de fracaso hay en esas actitudes falsas que en definitiva pudieran resumirse como luchas por el poder y desgaste de energía. Y que han "engrandecido'' a Castro.

BelkisBell@aol.com

© El Nuevo Herald

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