Otros son
los traidores
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - Recientemente tuve la posibilidad de conocer cierto
documento que me resultó sumamente interesante y revelador. Se titula "La
tesis económica del Movimiento 26 de Julio", y fue redactado por los
economistas cubanos Felipe Pazos y Regino Boti. La tesis fue publicada en el año
1957 en la ciudad de México, pero su primera edición en Cuba tuvo
lugar en 1959.
Este documento contiene las concepciones generales sobre el desarrollo económico
que debería impulsar la revolución cubana. Sin embargo, sus
propuestas fueron totalmente ignoradas, lo que indica que los objetivos e
ideales de la mayoría de los revolucionarios fueron traicionados.
Para realizar la comparación entre lo ocurrido en estas cuatro décadas
y las propuestas de la tesis mencionada no es necesario ser especialista en
Economía. Basta conocer algunos principios elementales en la materia.
En una de sus partes la tesis señala que "será deber
fundamental del gobierno revolucionario del 26 de julio eliminar los focos de
injusticia social en Cuba. Sin embargo, aún en el caso extremo de que un
gobierno se incaute de todas las utilidades y las reparta entre los
trabajadores, ello no aumentaría sustancialmente el nivel de vida de la
población ni el poderío económico del país: eso sería
redistribuir infantilmente el ingreso nacional de Cuba, de por sí pequeño,
como quien reparte los pedazos de un pastel. Más importante que todo eso
es tratar de lograr un pastel más grande para la nación. Entonces
cada uno tendrá más".
El gobierno cubano hizo exactamente lo contrario: nacionalizó y privó
a los propietarios de hasta el más pequeño negocio e implantó
el sistema de economía controlada y planificada por el Estado, que ha
sido y es el mayor freno del crecimiento económico que necesita el país.
Esto fue hecho con la intención de poner en práctica los
principios del socialismo y las ideas marxistas, olvidando el postulado de la
tesis que planteaba: "La patria llena de urgencias no puede permitirse el
lujo de ver a sus hijos más decididos confundidos por ideólogos
trasnochados o despistados".
El régimen cubano, en su empeño de demostrar que todo en Cuba
es mejor a partir de 1959, se ha esmerado en tergiversar la realidad anterior a
esa fecha haciendo ver que nuestro país estaba en las peores condiciones.
El documento de la tesis desmiente ese planteamiento cuando expresa: "La
creación de industrias pesadas, semipesadas y ligeras plantea al país
los mayores esfuerzos y dificultades, pero todos pueden ser salvados si partimos
de la base de que Cuba efectivamente tiene mano de obra hábil,
empresarios capaces, recursos naturales y capitales de ahorro interior".
Y después se lee: "Analizada la actividad económica
cubana en el período 1936-56 podrá observarse que Cuba es una nación
acreedora y no deudora ... Y ese ahorro se exporta en no menos de un 20 por
ciento y se invierte en el extranjero".
La lectura de "La tesis económica del 26 de julio" no sólo
revela el programa económico de aquellos patriotas, sino también
sus ideales políticos marcados por los principios democráticos: "Que
el Estado asuma la responsabilidad del estudio y ejecución de un plan de
desarrollo económico, no significa ejercicio por parte del mismo de
poderes dictatoriales".
Y luego se añade: "La esencia de una planificación democrática
radica en la participación de la opinión pública, con sus
diversos grupos sociales, a través de las organizaciones revolucionarias,
instituciones cívicas, sindicatos obreros y patrones, industriales,
partidos políticos, Congreso ..."
Para luego enfatizar: "El estado democrático, aún fijándose
objetivos revolucionarios, puede elaborar las técnicas de acción
social necesarias e idóneas para cumplir sus altos fines sin apelaciones
a la violencia, sobre grupos disidentes, clases sociales inconformes,
usufructuarios de intereses creados y minorías".
Sin lugar a dudas, las autoridades de Cuba tienen fuertes razones para
mantener a los cubanos de hoy -especialmente a los jóvenes- en el
desconocimiento de este documento histórico. En él se comprueba
que los traidores a la revolución cubana no fueron precisamente aquellos
que se apartaron del rumbo que ésta tomó en los años
posteriores al primero de enero de 1959. Los ideales contenidos en la tesis
coinciden con las aspiraciones de los que hoy luchan pacíficamente por un
futuro de democracia, libertad y prosperidad para la nación cubana.
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