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Magazine, agosto 21, 2001.
Después de largas negociaciones entre la Academia del Arte y la
Industria de la Grabación, funcionarios de la ciudad de Miami,
organizaciones anticastristas y la Unión Americana de Libertades Civiles,
la Academia decidió sorpresivamente el 20 de agosto trasladar la
ceremonia de entrega del Premio Grammy Latino a Los Angeles, por razones de
seguridad.
"Debido a serias preocupaciones por la seguridad y la dignidad de
nuestros 10,000 invitados, nominados, intérpretes y patrocinadores de
todo el globo, y la amenaza de interrupción durante la transmisión
de televisión, la Academia Latina, junto con CBS y Cosette Productions,
se ha visto obligada a tomar una decisión difícil y desafortunada:
trasladar el programa del segundo Premio Anual Grammy Latino de Miami al Great
Western Forum de Los Angeles el 11 de septiembre", indicó el
presidente de la Academia, Michael Greene, en una declaración pública.
Alrededor de 60 organizaciones de exiliados manifestaron todo el tiempo que
ejercerían su derecho a protestar públicamente por la particpación
de artistas cubanos empleados por el gobierno de Fidel Castro, como nominados al
Grammy Latino.
Entre los exiliados cubanos es común ver a los artistas empleados por
el gobierno de Castro como promotores de propaganda política. En Cuba el
gobierno es el único empleador de artistas, escritores y académicos,
en tanto que es el único propietario de los medios de producción y
servicios del país.
La ciudad de Miami, la Academia y otras personas y organizaciones
involucradas trabajaron arduamente por garantizar la celebración del
evento en la ciudad floridana, sede de las principales agrupaciones
anticastristas, pero también considerada como la capital de la música
latina en Estados Unidos.
La decisión de la Academia sorprendió al alcalde de
Miami-Dade, Alex Penelas, y al presidente de la junta directiva de la Fundación
Nacional Cubano Americana, Jorge Mas Santos, que habían trabajado
celosamente por el Grammy Latino con la divisa de que Miami alberga a una
comunidad que ha sido víctima de la represión política de
Castro, pero también debía ser un símbolo de la libertad de
expresión.
Entre las medidas acordadas estaba la de crear una zona de protestas, donde
los exiliados cubanos pudiesen manifestarse sin poner en peligro la seguridad de
los participantes e invitados.
"La semana pasada, esa zona de seguridad fue abruptamente cambiada por
funcionarios de la ciudad de Miami. Además de este problema, nos
enteramos de que más de 100 grupos cubano-americanos serían ahora
autorizados a manifestarse en un área de gran tráfico para las
actividades del Grammy, poniendo potencialmente a nuestros invitados en serio
peligro", señala Greene en su declaración.
"También, la Academia supo que algunos manifestantes tenían
boletos asegurados para el programa y estaban organizando la interrupción
de la transmisión de televisión", agregó Greene.
Las protestas se llevarían a cabo en la llamada Torre de la Libertad,
un antiguo centro de inmigración por el que pasaron centenares de miles
de exiliados cubanos y que ahora se ha convertido en un símbolo de la
lucha por la democratización de Cuba.
Las autoridades de Miami, que no fueron contactadas directamente por Greene
respecto a la decisión, aseguran que sí había garantías
para la celebración de la ceremonia.
"Ofrecimos todos nuestros recursos, accedimos a crear un perímetro
de seguridad extenso, ¿qué más podíamos hacer?'",
se preguntó el alcalde Penelas.
El joven alcalde de origen cubano añadió que el condado ofreció,
además, proveer transporte a los asistentes desde el Puerto de Miami
hasta "casi la puerta misma'' de la American Airlines Arena.
Mas Santos dijo que estaba en desacuerdo con el traslado del Grammy Latino a
Los Angeles, ya que su celebración en Miami habría sido una
oportunidad para tocar el tema de la ausencia de libertad de expresión en
Cuba.
El trabajo de Penelas y de Mas Santos fue elogiado por Greene en su
declaración pública.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) participó
activamente en las negociaciones, con el fin de que los exiliados cubanos
pudiesen ejercer su derecho a protestar pacíficamente por la presencia de
artistas de las esferas oficiales cubanas.
"Es lamentable que una industria que depende tanto de la libertad de
expresión esté tan dispuesta a pisotearle ese mismo derecho a una
comunidad completa. El retiro de Miami de los Grammy Latinos es una exhibición
de arrogancia y refleja su negativa a hallar un término medio. Es una
falta de respeto monumental..'', declaró la ACLU en un comunicado hecho público.
Pero en Los Angeles se ha sabido que policías y bomberos dicen
desconocer los detalles de este traslado y han pedido más tiempo para
organizarse con el fin de garantizar la celebración del evento.
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