Publicado el 22 de agosto de 2001 en el
El Nuevo Herald
No viajará a la Habana el canciller español
La ausencia de Piqué sería una protesta ante Castro
Agence France Presse. Madrid
El ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, no
formará parte de la Troika comunitaria que viajará mañana a
La Habana para explorar la posibilidad de un mayor acercamiento entre Cuba y la
Unión Europea (UE), informaron ayer fuentes diplomáticas.
Se trata de una "troika informal exploratoria'', que estará
encabezada por el ministro belga de Relaciones Exteriores, Louis Michel, cuyo país
ocupa la presidencia de turno de la UE, y en la que España estará
representada por el Director General de Iberoamérica, Alberto Camero,
informó ayer un portavoz oficial del ministerio español de Asuntos
Exteriores.
Este portavoz no hizo referencia a la información publicada ayer por
el diario conservador madrileño La Razón, según el cual la
ausencia de Josep Piqué en esta delegación es una forma de
protesta por "la negativa de Castro a fomentar la democracia''.
La misión de la Troika (formada habitualmente por el país que
detenta la presidencia de turno, el que le ha precedido y el que le sucederá)
es "conocer la disposición del gobierno cubano para caminar hacia
una situación interna más abierta antes de proceder a un mayor
acercamiento'', explicó el portavoz español.
El objetivo último de la misión comunitaria, que estará
en La Habana mañana y el viernes, es comprobar si se dan las condiciones
adecuadas para un mayor diálogo Cuba-UE que pueda propiciar una futura
adhesión de La Habana al Acuerdo de Cotonú.
Este acuerdo, por el que Cuba ha mostrado su interés en varias
ocasiones anteriormente, permite a los países de Africa, Latinoamérica
y el Caribe disfrutar de una relación económica preferencial con
la Unión Europea.
Durante la visita de la Troika a La Habana, los responsables comunitarios
tienen previsto entrevistarse con el ministro cubano de Relaciones Exteriores,
Felipe Pérez Roque, y asistir a una cena oficial con el gobernante Fidel
Castro, al tiempo que mantendrán algunos encuentros con disidentes políticos.
Politizan el traslado de premios Grammy
Juan Uribe / Carta de Cuba. La Habana
La anulación de la entrega de los premios Grammy en Miami resultó
una victoria de los artistas cubanos, según comentó la radio
local, pero algunos de estos mismos artistas opinaron de manera muy distinta.
En el estelar espacio Haciendo Radio, de Radio Rebelde, los comentaristas
explicaron a la audiencia la derrota de la "maffia de Miami'' ante su
supuesta intolerancia de aceptar la participación de los músicos
de la isla en el escenario de la entrega de premio. Otra emisora, la COCO, indicó
en su noticiero de las siete de la mañana, que "el prestigio de los
músicos cubanos impidió que la contrarrevolución manipulara
la premiación de los Grammy''.
Pero para algunos músicos de la isla, la manera de presentar esta
noticia es parte de la manipulación gubernamental.
"Mira, ¿quiénes graban con disqueras norteamericanas? Los
privilegiados, los Omara Portuondo, Los Van Van, los Isaac Delgado. No sólo
ellos tienen calidad en esta isla. Hay muchos que no son 'avalados', por ser
problemáticos, y a esos 'problemáticos' no los dejan salir'',
explica Jorge Alfonso, integrante del trío Los Cubanos, que llevan seis años
tratando de grabar un disco.
Juan Izaguirre, un miembro de La Charanga Oriental, comentó que "el
problema no es ir a Miami y recibir un premio. La cosa es poder grabar, que te
conozcan, y eso sólo lo pueden hacer un grupito muy reducido de músicos
cubanos. Hay que decir que los cubanos somos igual en todas parte, me encantaría
tocar en Miami, pero no nos dejan, el permiso se lo dan a los que dan loas al
gobierno''.
Alberto San Juan es un trovador que mezcla el son con el rap. Camina los
barrios de La Habana cantando sus poemas ácidos y peligrosos, donde pone
en tela de juicio la sociedad socialista.
"Yo no sé si los Granmy debieron o no quedarse en Miami. Aquí
en La Habana hicieron un festival de rap, pero sólo estaban los que
aplauden a Fidel. A mí no me dejaron participar''.
Niegan que las protestas constituyeran un peligro
Jeannette Rivera-Lyles y Joaquim Utset. El Nuevo Herald
En contradicción con el argumento utilizado el lunes por los
organizadores de los Grammy Latinos, las autoridades de Miami reafirmaron ayer
que estaban más que preparadas para garantizar la seguridad de los
asistentes a la segunda entrega anual de galardones.
"Creo firmemente que podíamos haber arreglado todo el tema de la
seguridad. Los Grammy no tenían por qué irse'', aseguró
contrariado Carlos Giménez, administrador de la Ciudad de Miami.
Giménez acusó a Michael Greene, director ejecutivo de los
Grammy Latinos, de tener un plan B desde un inicio.
"El señor Greene tenía un plan de contingencia desde el
principio, y cuando surgió esto, él simplemente se fue a Los
Angeles'', agregó.
Pese a los intentos de El Nuevo Herald, no fue posible contactar a Greene en
su oficina de Santa Mónica, California.
Según el mayor Héctor Martínez, a cargo de negociar la
ubicación de las protestas que un grupo de exiliados cubanos se proponía
realizar, el plan de seguridad era "sólido''.
"Habría que tener un brazo muy fuerte como para poder lanzar un
objeto que alcanzara la alfombra roja'', indicó Martínez.
Al anunciar el lunes su retiro de Miami, la Academia Latina de las Artes y
Ciencias de la Grabación (LARAS), ofreció como explicación
que la proximidad de manifestantes cubanos --a los que la Ciudad les había
dado permiso para protestar frente a la Torre de la Libertad, una cuadra al
norte de la American Airlines Arena (AAA)-- representaba peligro para los
asistentes al evento.
"Para empeorar la situación, nos enteramos de que a más
de 100 grupos cubanoamericanos se les permitirá manifestarse en una zona
de alto volumen de tráfico para las actividades de los Grammy, lo que
pone en riesgo a nuestros invitados'', señaló Greene en un
comunicado.
Martínez desmintió esto último y explicó que el
plan de la Policía eliminaba la proximidad entre los asistentes y los
manifestantes.
Un sistema de autobuses entre los estacionamientos y la AAA dejaba a los
invitados virtualmente frente a las escalinatas del coliseo, a unos 200 pies de
la protesta.
Como señal de que los exiliados preferían realizar una
protesta pacífica, sus líderes y la policía habían
acordado crear un grupo de 100 voluntarios que colaboraran con las autoridades
en el desalojo de personas agresivas.
Pero esto no satisfizo a los organizadores del evento, quienes habían
exigido que se creara una zona de seguridad en Biscayne Boulevard. Estaría
demarcada al norte por la calle 10 del NE, y al sur por la calle 5 del NE.
Además, se extendería otros uno o dos bloques hacia el oeste,
a todo lo largo del área demarcada en la avenida. Las manifestaciones
tendrían que haber ocurrido fuera del perímetro.
Por contraste, los organizadores no han hecho hasta el momento una petición
ni remotamente semejante a los funcionarios de la ciudad de Inglewood, en las
afueras de Los Angeles, donde se llevará a cabo el espectáculo el
próximo 11 de septiembre.
"No vamos a transferir aquí el plan de la Ciudad de Miami'',
dijo Alex Pérez, portavoz de la policía de Inglewood. "En lo
que a nosotros respecta, esto se manejará como cualquier otro concierto
grande, de los que tenemos aquí a menudo''.
En medio de una creciente controversia en cuanto a qué exactamente
fue lo acordado entre la Policía de Miami y los organizadores, la Unión
Americana de Libertades Civiles (ACLU) lanzó ayer fuertes críticas
contra el departamento.
"Es cierto que el señor Greene fue intransigente, pero no es él
quien tiene la obligación de proteger los derechos de los residentes de
esta ciudad'', dijo Lida Rodríguez-Taseff, presidenta del capítulo
de Miami de la ACLU.
De acuerdo con Rodríguez-Taseff, un alto funcionario de la policía,
así como una miembro del Comité Anfitrión del evento, le
dijeron en una reunión el viernes pasado que la Ciudad había
accedido a la petición de los ejecutivos de LARAS de crear una zona de
seguridad extensa a la que los manifestantes no tendrían acceso.
"En todo momento se me dijo que ya existía un acuerdo. Entendí
que era por escrito. Pero si no es así, legalmente un acuerdo oral tiene
igual peso en estas circunstancias'', aseguró Rodríguez-Taseff.
"La Policía cambió su posición cuando expusimos públicamente
lo que habían hecho. Lamentablemente, esto dio pie a que el señor
Greene dijera 'yo quedo liberado de mis obligaciones, porque ustedes no
cumplieron su palabra' '', sostuvo la presidenta de ACLU en Miami, quien ayer
solicitó oficialmente copias de todos los documentos intercambiados entre
la Ciudad y los organizadores de los Grammy.
El administrador Giménez negó la existencia de tal acuerdo, y
sostuvo que el único documento existente es una solicitud al departamento
de Transportes de la Florida para que aprobara el cierre del tráfico en
Biscayne Boulevard.
Según Giménez y el mayor Martínez, la policía
simplemente comunicó a los promotores de los Grammy que no tenía
objeciones al perímetro de seguridad que habían solicitado, pero
eso no equivalía a una aprobación formal.
"Preferíamos ubicarlos al sur de la quinta calle, queríamos
ponerlos lo más lejos posible, pero entendíamos que eso no sería
aceptado'', dijo Martínez. |