¿Quién
se lo va a creer?
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, agosto - Se dice que pronto los cubanos tendrán en sus
cocinas media libra de aceite mensual y una libra menos de azúcar. El "chen"
(cambio en el argot callejero de La Habana) será a partir del venidero
septiembre.
La cuota per cápita mensual vigente hasta entonces es de seis libras
de azúcar, mientras que la de aceite es de media libra dos veces al año.
En este momento el aceite comestible tiene que ser adquirido principalmente en
el mercado dolarizado donde un kilogramo de ese producto se vende entre 2.15 y
2.40 dólares según la marca.
Por otro lado, el azúcar se puede comprar en el mercado subterráneo
a precios entre 2 y 3 pesos por libra en dependencia de si es cruda o refinada.
Aparentemente el "chen" de aceite por azúcar beneficiará
a la población, pero con mayor seguridad al Estado porque el precio del
azúcar subió en el mercado internacional.
Pero ocurre que hay que ver cómo se desarrollan las cosas, porque
puede suceder que con cualquier justificación dentro de dos o tres meses
suspendan la media libra de aceite y tampoco reaparezca la libra de azúcar
que rebajarán de la cuota.
Antecedentes hay de sobra. Por citar algunos ejemplos, en 1963 el ciclón
Flora azotó violentamente la zona oriental de Cuba. Entonces, como una
forma de resarcir los daños, el gobierno decidió aumentar los
precios de algunos productos por un año. Pasaron ya treinta y ocho años
y esos precios jamás volvieron a su forma original. Todo lo contrario,
aumentaron varias veces más con el transcurso de los años. Nunca
se ha dado ningún tipo de explicación a los habitantes del "país
más democrático del mundo", al decir de los voceros del régimen.
También, en su afán monopolizador de pensamientos, hubo un
tiempo en que las fiestas navideñas fueron "pasadas" para el
mes de julio. Para esta celebración se vendía cierta cuota
especial que comprendía entre otros productos turrones, carne de cerdo,
queso y dátiles. De pronto, sin previo aviso, aquella cuota terminó
y entonces no hubo más venta de esos productos ni en julio ni en
diciembre.
Otro más: hubo un momento en la era socialista cubana en que la gente
podía escoger entre comprar café puro o mezclado y entre lacón
o jamón. Lamentablemente, lo único que queda es café
mezclado. En cuanto a jamón o lacón sólo se pueden adquirir
con dólares en las shoppings estatales.
Por tanto, lo más lógico a estas alturas del problema es que
se vendiera esa media libra de aceite per cápita sin suprimir la de azúcar.
Pero, además, la medida contradice el llamado despegue económico
y el cacareado crecimiento sostenido de los voceros gubernamentales. ¿Qué
crecimiento y qué despegue puede haber en un país donde es
necesario quitarle a sus pobladores una libra de azúcar de las seis que
se les vende cada mes, para poder venderles media de aceite?
Más de cuarenta y dos años lleva en Cuba el régimen de
Fidel Castro, que se declara constantemente sostenedor de la bandera del
comunismo, pero después de ese tiempo lo único que puede hacer en ¿beneficio?
de la alimentación del pueblo es quitar una libra de azúcar para
vender media de aceite.
La falta de credibilidad del gobierno de Castro es tan grande que ni
siquiera en eso se le puede creer.
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