¿Irónico
yo?
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto - Marta, mi joven vecina estudiante de Derecho, exclamó:
"¡Poca alimentación... y con estos calores!". Así
se expresó al regreso del agromercado, mientras depositaba las jabas con
algunas viandas sobre la mesa. Ella se dejó caer sobre una butaca como si
tratara también de liberar su alma del sudoroso cuerpo que la oprime.
La expresión de la adolescente me hizo recordar el informe de José
Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación de
Cuba, cuando meses antes anunció: "La alimentación de la
población, considerando todas las fuentes de suministros, se estima
alcance 2,585 calorías y 68 gramos de proteínas per cápita,
lo cual demuestra una importante recuperación con 1,940 y 48,
respectivamente, alcanzados en 1993".
Lo cierto es que las cifras ministeriales no coinciden con la situación,
con la realidad que vive el país. No es justo comparar los resultados del
año 2000 con los del peor año del llamado período especial,
1993, como lo hacen las autoridades gubernamentales. Ese análisis debe
completarse teniendo en cuenta años de épocas anteriores a la
desastrosa experiencia socio-económica, única en tiempos de paz.
Tomemos, por ejemplo, la información ofrecida por el Instituto Cubano
de Economistas Independientes acerca de la nutrición per cápita
diaria en el país -que utiliza por fuentes los anuarios estadísticos
de Cuba, periódicos y revistas nacionales (Granma, Juventud Rebelde,
Bohemia) e informaciones de la Oficina Nacional de Estadísticas.
En el año 1988 se registraron 2,948 calorías y 78,1 gramos de
proteínas, en 1993 fueron 1,940 y 48 respectivamente, y para el 2000 se
alcanzó 2,585 y 68. Ciertamente, si se tiene en cuenta todas las mezclas
que el gobierno de Fidel Castro nos impone como posibles fuentes adicionales de
proteínas y partiendo de las estadísticas anuales, la alimentación
experimentó cierta mejoría en el 2000 respecto a 1993, pero aún
está por debajo de lo obtenido en 1988, realidad que omite el alto
funcionario.
Por otro lado, y siempre según las cifras oficiales, durante 1993 el
pueblo de Cuba tuvo acceso a un per cápita diario de cantidades
inferiores a las recomendadas por la FAO y la OMS, lo que en su momento
constituyó una de las causas fundamentales de la neuropatía que
afectó a numerosos cubanos, y llegó incluso a convertirse en
preocupación para el régimen totalitario.
Sin embargo, a otra conclusión nos llevan las evidencias. Hasta
agosto del 2001, según consta en la libreta de racionamiento, se le vendió
a cada ciudadano 460 gramos de carne de res, 690 de pollo, 1,822 de pescado en
conserva y 2,880 de huevos. Además, ciertas cantidades de picadillo de
soya (llamado también "texturizado"), de masa cárnica,
de salchichas y de jamonada, todas las cuales suman 2,300 gramos. Estos últimos
productos se caracterizan por su mala calidad, así como por su pésimo
sabor y olor.
Hasta agosto del presente año, el consumo per cápita diario de
proteínas vendidas por el Estado a los cubanos ascendía a 38,1
gramos. De mantenerse la misma frecuencia en las ventas de estos productos, al
finalizar el 2001 tendremos un consumo por persona de aproximadamente 57,2
gramos. Magnitud superior a la de 1993 pero inferior a la de 1988, e incluso
menor a la lograda en el 2000.
No se tiene en cuenta la venta de productos cárnicos en la red
nacional de tiendas dolarizadas, agromercados de precios liberados u otros
mercados paralelos, debido a que en ellos sólo puede comprar el diez por
ciento de la población de la isla.
Como en broma, un dietista comentó cómo algunas enfermedades
-además de la neuropatía- se relacionan con el desbalance dietético
en la alimentación diaria: "Después de todo los cubanos
tenemos suerte -afirmó. En la Edad Media se conoció una enfermedad
de la nutrición que todavía golpea a la humanidad, y que se
caracteriza por el exceso de ácido úrico en la sangre y ataques
inflamatorios en las articulaciones. Sus causas están dadas por la vida
sedentaria y el exceso de alimentos ricos en nucleoproteínas. Se le
conoce por Gota, debido a la antigua creencia de que era causada por una gota de
humor acre depositada en las articulaciones".
Resultaría irónico que el gobierno de Cuba saliera ahora con
el cuento de que la falta de proteínas per cápita diaria en la
alimentación del cubano promedio se debe al celo de nuestros dirigentes
para evitar que la ciudadanía padezca de esa enfermedad medieval.
Nada, que el régimen castrista se ha propuesto declarar a Cuba "territorio
libre de la Gota".
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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