Actuar en
consecuencia
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, agosto - Tengo un tremendo deseo de ver un "camello"
desde un Mercedes Benz. Deseo sentir hacia donde va el pensamiento cuando desde
uno de esos lujosos autos se observa a cientos de compatriotas que, en días
como estos, literalmente se asan dentro de uno de esos camiones de carga
convertidos en transporte público por la magia del gobierno de Fidel
Castro.
Como lograr esa vivencia me es muy difícil, estoy pensando seriamente
mandarle una carta al Consejo de Estado proponiéndole que realice un
concurso u otorguen alguna condecoración donde el premio o la distinción
sea pasear en uno de los Mercedes Benz de la flotilla del jefe de Estado.
A cada rato, veo a los turistas tomándole películas de vídeo
o fotografías a los "camellos" bien repletos de pasajeros. Es
evidente que resulta muy raro ver a las personas transportarse en ese tipo de
monstruo rodante.
A su vez, es muy extraño que un turista aborde un "camello".
Parece que le temen. Hacen bien en temerle, pero al mismo tiempo se pierden lo "mejor":
dentro de un "camello" hay un olor infernal, van repletos por regla
general (más de 200 pasajeros), las palabras obscenas -dichas por
personas de cualquier sexo y edad- pueden figurar en cualquier libro de récords,
las broncas, los robos o intentos de robo son parte inherente del trayecto y, en
ocasiones, se puede hasta oír el escándalo de una mujer a la que
un hombre le eyaculó encima.
Pero lo que resulta más significativo en todo este asunto es que ahí,
en los "camellos", viaja y sufre penurias el verdadero artífice
de los ¿éxitos? de la revolución: el pueblo.
Algunos historiadores y otros escritores afirman que tanto Hitler como
Stalin no permitían que se les diera otros alimentos que los mismos que
ingerían los soldados en el frente de batalla. En Cuba los máximos
dirigentes del gobierno han dicho repetidamente que "la orden de combate
está dada", que "estamos inmersos en una guerra económica".
No hay entonces justificación para que no "bajen" y al menos
miren de cerca la forma en que sobreviven los cubanos.
Carlos Marx, ideólogo mayor del comunismo, afirmó que se
piensa como se vive. Ese es un axioma que me parece que no necesita ser
demostrado. Pero esto no puede servir como etiqueta general ni como manto
justificativo a todos los hombres. Existen compromisos cívicos y valores éticos
morales. No puede ser de otra manera.
Estas décadas de vida a costa del esfuerzo del pueblo, al tiempo que
se dice ser el representante genuino del pueblo, mientras los supuestos
representados padecen todo tipo de penurias y hasta miseria, es una actitud
tremendamente inmoral de parte de los funcionarios del gobierno cubano.
Radio Martí tiene un eslogan que dice: "¡Para Cuba ya es
hora!". Eduardo Chibás, fundador del Partido Ortodoxo y de cuya
muerte se cumplieron 50 años el 16 de agosto, tenía como divisa "Vergüenza
contra dinero". Esas dos consignas pueden unirse, quizás, de esta
manera: La vergüenza ya es demasiada, para Cuba hace rato que es hora".
Sí, esa es la realidad, hay que actuar en consecuencia.
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