Belkis Cuza Malé.
El Nuevo Herald. Agosto 17, 2001.
El aceite y el vinagre. Nadie podría imaginar que los dos cupiesen en
un mismo plato. Ni mucho menos que a mí se me hubiera ocurrido hablar de
fechas tan opuestas en forma y contenido. Pero yo no quería dejar pasar
la ocasión sin escribir sobre dos acontecimientos ocurridos en agosto: el
13, el nacimiento de Fidel Castro en un pueblito del que no quiero acordarme,
allá cerca de Banes, en la parte oriental de la isla de Cuba; y el 16, un
nuevo aniversario, el 24, de la desaparición de Elvis Presley. Los más
se preguntarán cómo puedo mezclar a dos tipos tan distintos. Otros
dejarán de leer, llevados por el desagrado: ¿Fidel Castro y Elvis? ¡Bah!
Bueno, al comandante en jefe nunca le dio por bailar rock and roll, sino por
prohibirlo, como lo ha prohibido todo. Y si ahora ha erigido en La Habana una
estatua a John Lennon, el ex Beatle, no habrá nunca nada igual para Elvis
Presley. Amigo de Richard Nixon, agente especial del FBI, como dicen los que
saben, Elvis dejó bien clara su posición frente al comunismo y
frente a Hollywood. No hay más que leer su carta al presidente Nixon para
saber que ya en 1970 nadie le podía hacer cuentos de camino sobre esa
extraña fascinación de los artistas por el comunismo.
Aquí en el periódico local de Fort Worth, el cumpleaños
del tirano de Cuba aparece en la lista de las celebridades de la farándula.
Así que con más razón para "mezclarlo'' con Elvis. Y a
estas alturas, tras 42 años de tiranía, humillaciones, manipulación
y bandolerismo, tenemos que admitir que Fidel Castro se lleva la Palma de Oro en
propaganda e imagen. Lo retratan de frente, de lado, de perfil; le ríen
las pesadeces, lo apapachan con dulcecitos y querencias; y cada vuelta de ojo
suya es noticia, cada barrabasada.
Conocemos de la A a la P sus preferencias, sus gustos en mujeres, y hasta si
está constipado. Si le rizan el pelo, si le cortan las uñas, si le
pone mantequilla o margarina al pan; si se baña, o a qué apesta,
son noticias de la prensa internacional. Ahora, de pronto, le ha salido otro
hijito: un vulgar señor que aspira en Venezuela a heredar el trono de la
chusmería revolucionaria. A este Chávez le da gusto tratar al
tirano como si fuese un viejito a punto de morir, y por eso lo ha llevado a su
país, para entregarle los honores antes de que sea tarde, y de paso,
celebrarle el cumpleaños 75.
Con el pretexto de no sé qué trofeo, aprovecha para sacarlo a
pasear, para contentarlo un poco del odio de los cubanos, para decirle que no se
preocupe, que en Venezuela "estamos ganando'' y la revolución
bolivariana "va'' (ya saben para dónde). Hace unos días,
gracias a la Freedom of Information Act, revisé las casi setecientas páginas
desclasificadas del expediente de Elvis Presley en el FBI. Y realmente quedé
más que sorprendida cuando encontré la letra del cantante en estos
documentos que se extienden hasta 1984, muchos años después de su "muerte'',
supuestamente ocurrida en 1977.
La mayoría de esos documentos tratan sobre la investigación y
condena de varios individuos, en su intento de fraude y robo de uno de los
aviones del cantante. La empresa bajo la cual operaban los delincuentes radicaba
en Miami, pero sus redes se extendían al Caribe, desde donde operaban
falsas instituciones bancarias. Según he leído en otra parte
--aunque en estos documentos no aparece nada al respecto--, el prófugo de
la justicia norteamericana, el millonario Robert Vesco, estaba ligado a estos
individuos y a otros, también de tenebrosa trayectoria.
Pues bien, como saben, Vesco fue a refugiarse bajo el ala de Fidel Castro, y
luego de servirle muy bien, parece que quiso darle la mala y terminó en
la cárcel, como terminan todos los servidores del comandante en jefe. En
este caso, el millonario delincuente tuvo más suerte que el general
Arnaldo Ochoa, con quien se le asoció en las tareas de contrabando de
drogas, etc, etc. Lo interesante es que cada día son más los que
creen en la versión de que Elvis no murió el 16 de agosto, como
aseguran entre otros la Comisión Presley --que ha investigado a fondo
este asunto--, la periodista Gail Brewer-Georgio, autora de Is Elvis Alive?, y
yo misma, tras seguir durante años las huellas de Jon Burrows, un
personaje misterioso que muchos aseguran es el propio cantante, viviendo con una
nueva identidad bajo el programa de protección del gobierno.
Como no creo que Elvis haya muerto, tampoco pienso que Fidel Castro esté
vivo y, mucho menos, tenga corazón. Así que esa farsa de cumpleaños
que por días celebraron en Venezuela fue una de las tantas campañas
para promover la imagen farandulesca del viejo tirano. Menos mal que no se le
ocurrió disfrazarse de Elvis para denunciar el temita del "bloqueo''
frente a la embajada norteamericana.
BelkisBell@aol.com
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