Tendencias
regresivas en la economía cubana
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, agosto - La economía cubana creció un 3,6 por
ciento en el primer semestre del 2001 con respecto a igual lapso del año
anterior, según informes presentados a las Comisiones Permanentes de
Trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Este porcentaje, al margen de otros análisis, indica que la economía
acusa una tendencia hacia la desaceleración, si se tiene en cuenta que en
igual período del año precedente el aumento fue de 7,7 por ciento,
como fuera comunicado oficialmente.
En el semestre analizado se presentaron serias limitaciones en el suministro
de alimentos a la población, por lo que el incremento de la economía
declarado carece de significación para el nivel de vida de los cubanos,
al igual que en otras oportunidades.
Lo anterior pudo apreciarse en la falta de entrega algunos meses de las
cuotas de ciertos alimentos básicos comprendidos en el racionamiento. Fue
el caso de los huevos, el aceite comestible y el pescado en la priorizada Ciudad
de La Habana. El arroz, un producto determinante en la alimentación del
pueblo, aunque fueron vendidas las 6 libras mensuales por persona, evidenció
un desabastecimiento en el mercado libre, al que debe concurrir la mayoría
de los consumidores, ya que la cantidad suministrada por la vía del
racionamiento es insuficiente. Esto provocó un alza notable de los
precios o largas colas en los pocos mercados estatales donde pudo obtenerse el
cereal con cotizaciones más accesibles.
Por otra parte, la frecuencia de los apagones eléctricos creció
ostensiblemente debido a roturas y otras dificultades en las plantas generadoras
particularmente a partir de junio, según se comunicó.
En la reducida información brindada sobre el comportamiento de la
economía, se reconoce que "14 de las 21 ramas fundamentales
mejoraron sus resultados". Puede inferirse que el 33,3 por ciento de esas
ramas no crecieron. La propia producción de azúcar decreció
en un 13,0 por ciento, con un volumen elaborado de 527,0 mil toneladas inferior
a la zafra precedente.
Los elementos aportados sobre el supuesto mejoramiento del equilibrio de la
balanza comercial carecen de consistencia. El hecho de que las importaciones sólo
crecieran en 0,7 por ciento puede indicar una política más
restrictiva, provocada por el aceleramiento en el deterioro de la capacidad de
compra en el exterior, y no por el aumento de la eficiencia en la utilización
de los recursos. Durante el semestre pudo apreciarse el desabastecimiento de
varios artículos, como se apuntó anteriormente, que pudo evitarse
mediante las importaciones.
En cuanto al ascenso de la productividad del trabajo, estimado en un 2,8 por
ciento, debe subrayarse que está considerablemente por debajo del plan
establecido para el año, que es de 4,3 por ciento. Como dato adicional
debe tenerse en cuenta que en el 2000 la productividad del trabajo fue 16,5 por
ciento, inferior a la lograda en 1989, once años después de
iniciado el período especial.
En lo referido al turismo, las cifras disponibles muestran que al término
del semestre la meta se cumplió aproximadamente llegándose al millón
de turistas el 2 de julio. Para el resto del año se espera otro millón
más. Sin embargo, se carece de los datos acerca de los ingresos brutos
obtenidos, elemento indispensable para poder valorar con exactitud el
engrosamiento de esta decisiva rama. El plan del año establece un
incremento del 15 por ciento de los ingresos brutos. Esta tarea resulta bastante
complicada de ejecutar por las crecientes dificultades económicas
existentes en los principales mercados emisores de turistas a la isla.
La economía cubana genera la mayoría de sus producciones y
servicios en el primer semestre, y si en esta ocasión aumentó
solamente en 3,6 por ciento es poco probable que el crecimiento anual en su
conjunto alcance el 5,0 por ciento planificado. Todo hace pensar que el regreso
a los niveles productivos anteriores al período especial todavía
demorará unos cuantos años.
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