Sociedad sin
esperanzas
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, agosto - Negligencia, abuso de poder, inmoralidad, engaño
e intolerancia son algunas de las características de la sociedad cubana
actual cuyos gobernantes, todos del Partido Comunista, la anuncian a través
de su aparato propagandístico como la esperanza de los pueblos del mundo.
Ante semejante anuncio se podría exclamar ¡vaya sociedad! o quizás
¡vaya esperanza!, pues en la vida real, en todas las instancias del
gobierno, en todas las esferas de la vida, los que ocupan posiciones clave
maltratan constantemente a los que no coinciden con los puntos de vista, con la
doctrina de los que ocupan el poder. Es la condición para sostener el
puesto. No importa los males, lo que interesa es la incondicionalidad al régimen.
Así, podemos constatar cómo se manifiesta la negligencia en
cualquier centro laboral, cómo se maltrata al cliente de cualquier
comercio sin que la gente tenga dónde, cómo, ni a quién
reclamar efectivamente.
Las órdenes se cumplen como si la gente fueran autómatas, máquinas
manipuladas por control remoto. Eso es lo que le importa a los funcionarios. No
importa que la orden sea absurda.
Sucede como si los cubanos hubieran perdido la capacidad de pensar y
decidir, de actuar por sí mismos.
Todo esto ha ocasionado la pérdida de la identidad, por lo que la
generalidad de los individuos no se valoran a sí mismos ni a los demás.
Estos males son como un virus invencible y se agravan con el burocratismo,
que hace agonizar a los que necesiten de cualquier trámite, por pequeño
que éste sea. También con la alimentación insuficiente, la
falta de higiene de las ciudades, los pésimos servicios públicos.
Las frases más pronunciadas y oídas en el país son "no
se puede" y "no hay". Es la síntesis del discurso de los
funcionarios. Aquí sólo "pueden" y "tienen"
los que forman parte de la élite gobernante. Para los demás sólo
quedan promesas y más promesas. En semejante realidad muere la esperanza.
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