Publicado 26 de septiembre de 2000, en
El Nuevo Herald
Los efectivos modos de movilizar a los cubanos en la isla
Rui Ferreira. El Nuevo Herald
Detrás de las aparentes muestras de efusividad y fervor patriótico
de muchas de las movilizaciones políticas en Cuba, existe un sutil
mecanismo de presión gubernamental que hace que muchos padres obliguen a
sus hijos a asistir a ellas para que puedan seguir estudiando o trabajando.
Los estudiantes son movilizados durante el horario escolar y los
trabajadores durante su turno laboral. Ambos estamentos son escoltados por
maestros y directores de escuelas, así como por los supervisores y
administradores de los centros de trabajo. El objetivo: constatar quién
asiste a los actos, dijeron ayer varios periodistas cubanos.
La presión es tan sutil, pero tan firme a la vez, que muchos cubanos
prefieren acudir para no quedar marcados para siempre ante los demás.
"Es el eterno no buscarse problemas", señaló desde
La Habana el periodista independiente Raúl Rivero.
Ayer, el régimen castrista llevó a cabo una demostración
frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, para
protestar por el asilo dado a los nueve cubanos que protagonizaron la semana
pasada una fuga de la isla en un avión agrícola que se estrelló
en el mar.
A la movilización asistieron "espontánea y
voluntariamente", según la prensa oficial cubana, unas 300,000
personas, que por hora y media corearon consignas contra la Ley de Ajuste
Cubano.
El acto fue convocado el viernes a media tarde, siguiendo una metodología
diseñada y perfeccionada en los últimos 10 meses, desde que empezó
una feroz campaña de protestas antiestadounidenses a raíz del caso
del niño Elián González.
En este caso, enfatizó Rivero, los estudiantes tuvieron un papel
preponderante. Para movilizarlos, el gobierno orientó que acudieron a los
lugares donde habitualmente los recogen los autobuses escolares. Pasaron primero
por la plaza donde se efectuó la demostración, y más tarde
los llevaron a las escuelas.
Si no van, "les quitan la asis tencia, en una sociedad donde ese tipo
de falta tienen también una connotación política", o
sea, "empiezan a ser vistos como poco revolucionarios, y eso tiene sus
consecuencias futuras", añadió Rivero.
Es el caso del "expediente acumulativo", donde además de
las notas, se refleja la asistencia del estudiante a los actos políticos
y su evolución durante sus años de estudios. A la larga, enfatizan
opositores, el contenido de este expediente es básico para poder alcanzar
la universidad que, según la terminología oficial, sólo "es
para los revolucionarios".
Todos estos actos políticos, señalaron varios asistentes,
tienen una característica común: todas las intervenciones son leídas.
"No hay espacio para improvisaciones. Los textos son entregados; los
muchachos seleccionados como oradores simplemente los leen y, a veces, la cosa
da una cierta pena, por que se nota a la legua que el lenguaje que usan no tiene
nada que ver con la infancia o la adolescencia. Es profundamente artificial",
explicó un profesor universitario que prefirió el anonimato por
temor a represalias.
Algunas de las movilizaciones son acompañadas con la prestación
de ciertos servicios en moneda nacional que no son de fácil alcance para
el cubano promedio.
"Mucha gente va a los actos porque es una oportunidad de tomarse un
refresco y comer un bocadillo de pasta por poco dinero", añadió
la fuente.
Este articulo fue posible gracias a la colaboración de periodistas
independientes en la isla.
Fallece el poeta cubano Heberto Padilla
Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald.
El escritor Heberto Padilla, figura imprescindible de la poesía
cubana del siglo XX, falleció el lunes a los 68 años en Auburn,
Alabama.
Al cierre de esta edición eran aún imprecisas las causas de la
muerte de Padilla, víctima al parecer de un ataque cardíaco poco
antes del mediodía en su apartamento.
Su cuerpo sin vida fue encontrado por estudiantes y colegas suyos de la
Auburn State University, adonde se había trasladado a comienzos de este
mes para cumplir un contrato por cuatro años como profesor de Literatura
Latinoamericana.
"Aún no entiendo nada de lo que ha sucedido, nadie puede
entender la muerte", dijo anoche su hermana Martha Padilla.
De acuerdo con sus familiares en Miami, Padilla fue hallado muerto en su
cama. Sus alumnos se habían preocupado porque no asistió a clases
en la mañana y lo notificaron a las autoridades universitarias, quienes
no pudieron localizarlo.
"Este desenlace era casi previsible, la última vez que lo ví
fue hace apenas un mes y estaba muy enfermo, pero tenía un espíritu
muy fuerte y estaba entusiasmado con la idea de dar clases", comentó
desde Fort Worth, Texas, la poetisa Belkis Cuza Malé, ex esposa de
Padilla.
Nacido en el poblado de Puerta de Golpe, en la occidental provincia de Pinar
del Río, Padilla inició su carrera literaria con el poemario Las
rosas audaces (1948), pero su verdadera trascendencia literaria se produciría
en los años 60, con dos volúmenes de poesía que renovaron
la escritura poética en la isla: El justo tiempo humano (1962) y Fuera de
juego (1968).
Pero los 54 poemas de Fuera de juego, Premio Nacional de Poesía en
1968, significaron también una conmoción política para el régimen
de Fidel Castro, desatando una controversia de dimensiones internacionales.
"Fuera de juego marcó un hito en la historia contemporánea
de Cuba, pues definió de una vez las relaciones entre la revolución
cubana y los intelectuales de todo el mundo", afirmó el periodista
Carlos Verdecia, autor de Conversación con Heberto Padilla (1991).
A partir de la publicación de su "libro maldito"
-calificado de contrarrevolucionario por las autoridades culturales del
castrismo-, el poeta viviría un proceso de hostigamiento, que culminó
con su encarcelamiento en 1971.
Luego de ser liberado, Padilla pronunció un histórico discurso
en la sede de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba
(UNEAC), en el cual lanzó absurdas acusaciones contra sí mismo y
otras connotadas personalidades del mundo literario cubano.
El llamado "caso Padilla" fue fustigado por prominentes figuras
del arte y la cultura mundial, que escribieron a Castro para denunciar el
proceso como una farsa estalinista que negaba el sentido de la legalidad y la
justicia revolucionaria. Entre los más de 60 firmantes de la histórica
carta estaban Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Margarite Duras y Jean Paul
Sartre.
Marginado como escritor, abandonó la isla en 1980 y poco después
publicó su novela En el jardín pastan los héroes (1984). En
1989 apareció su libro de testimonio La mala memoria.
"Heberto Padilla fue y será siempre mi amigo, su muerte es una pérdida
tremenda para todo cubano, más allá de cualquier limitación
de fronteras", expresó desde La Habana el poeta César López,
Premio Nacional de Literatura en 1999. Para el poeta y periodista Raúl
Rivero, la obra de Padilla es " una permanente lección de suspicacia".
"Como ser humano nos dejó una lección gigantesca de
valentía intelectual, que en su momento muchos de nosotros no tuvimos el
coraje necesario para asimilarla", declaró Rivero.
Lo sobreviven sus hermanos Martha y Gilberto, sus hijos María,
Giselle, Carlos y Ernesto, cuatro nietos y su actual compañera, la
poetisa Lourdes Gil. La familia se encontraba enfrascada en los trámites
para traer hoy el cadáver de Padilla a Miami, donde será
sepultado.
Copyright 2000 El Nuevo Herald
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