Indicadores
de la crisis de valores en la sociedad cubana
Rev. Pedro Crespo, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre - Uno de los mejores indicadores de la gran crisis de
valores que padece nuestro pueblo es su baja autoestima. Autoestima que se
revela cuando tiene que dar testimonio de su propio modo de ser.
He escuchado con pesar cómo muchas personas hablan de sus coterráneos,
sobre todo cuando el diálogo se tiene con extranjeros, de la siguiente
manera: "Los cubanos somos así, indisciplinados, impuntuales,
escandalosos, exagerados, autosuficientes ..." ¡Cuán bajo ha
caido su propia estimación! ¡Cuán poco piensan o esperan de sí
mismos! que su interlocutor ha tenido que decirles: "No os desmeritéis,
hombre". Y esto porque justamente han olvidado decirles aquello que
distingue naturalmente, y que sería el mejor de los pastos para el
cultivo de una sana, respetable y duradera amistad.
Que los cubanos somos espontáneos, alegres, hospitalarios, cariñosos,
compartidores y esperanzados. Que somos laboriosos, emprendedores y creativos en
grado sumo. Que somos solidarios con todos y muy optimistas con respecto al
futuro.
Que podemos -inexplicablemente- reírnos, hasta explotar, de nuestra
propia desgracia. En fin, que somos grandes soñadores.
También he escuchado a otros que esta misma crisis los ha movido al
extremo contrario: "Los cubanos somos los más inteligentes o cultos
de los latinoamericanos, que digo, del mundo entero".
Para no pecar por exceso o por defecto sería muy bueno que comenzáramos
ya a poner por obra, cuando hablásemos de nosotros mismos, el evangélico
consejo de San Pablo: "No os estiméis en más de lo que
conviene: tened más bien una sobria estima según la medida de la
fe que otorgó Dios a cada cual". (Rom 12,3).
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