Las
dos caras del melodrama
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, noviembre - El recién finalizado II Encuentro de Amistad y
Solidaridad con Cuba trajo a mi memoria las representaciones dramatizadas que
tenían lugar en la Antigua Grecia para que sus ciudadanos pudiesen pasar
unas horas en el refugio cultural de sus tradiciones históricas y mitología.
Los primeros encuentros, realizados en las décadas anteriores con las
juventudes del mundo y celebrados en Cuba o en otros países del planeta,
reunían características diferentes al concluido en La Habana el
martes 14 de noviembre.
En aquéllos se hablaba de las preocupaciones generales de la juventud
mundial, sus problemas, dificultades y pretensiones, equivocadas o no. En éstas,
el centro de gravedad fue Cuba, su gobierno y las situaciones generadas por éste.
En las anteriores reuniones el universo juvenil exponía sus puntos de
vista al menos con la suficiente convicción político-ideológica
reflejada en sus rostros; no como ahora que refritan ideas caducas en las que ya
no se confían, pero que aún defienden por ser ése el único
motivo que justifica su presencia en Cuba, y tienen prohibido alterar los
guiones.
En los pasados acercamientos, los asistentes notaban que sus intervenciones
se tomaban como importantes experiencias de su generación sin
compromisos, porque creían ser llamados a cargar sobre sus espaldas el
peso del Gran Edificio Humano. En el presente, están convencidos de que
su papel se reduce a recibir, como obedientes y escogidos alumnos, las clases
que les ofreció un grupo de autotitulados profesores que imparten viejas
teorías políticas barridas por la historia.
En los añejos encuentros los jóvenes se sentían
grandes, por formar parte de la vanguardia de un ejército con conceptos
renovadores y populistas. En éstos, ya conocen su verdadero lugar: peones
que frente a otros auditorios regarán consignas y principios surgidos de
los pocos voceros que sobrevivieron a la natural desaparición de un
antinatural modelo socio-político, que jamás tuvo algo de económico.
Vale recordar que tanto en aquéllos como en otros eventos hubo
personas inocentes, que se dejaron arrastrar por otros no tan inocentes. Entre
las víctimas antiguas y actuales se encuentran algunos que a pesar de
poseer sólida formación religiosa, filosófica o ideológica
alternativas a la de los anfitriones, son confundidos por los cantos de sirena
de nuestros gobernantes y por sus laberínticas fundamentaciones esotéricas,
que no tienen nada de filosóficas.
Mucho reflexioné acerca de estos temas y partí de la información
brindada por los medios de prensa nacionales. Lamentablemente, comprobé
que no todo hombre honesto sirve necesariamente a la verdad.
Lo cierto es que la historia se repitió. Primero con toda su energía
y seriedad, aspectos positivos y negativos, sus elementos trascendentes e
intrascendentes, pero argumentados con solidez racional. A esta primera parte le
concedemos la máscara seria, la que trató la verdadera tragedia
del hombre y su lucha por lograr el bienestar material y progreso espiritual
desde diferentes puntos de vista.
Y la otra; la cómica. Que presenta con muy poca seriedad y por hitos
el pobre panorama reflejado en un espejo, que nos muestra las imágenes
invertidas por un simple efecto óptico. Su resultado inmediato y
consecuente es entregar, tras una mascarada, la triste realidad distorsionada.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|