Doble rasero
Lic. Oscar Espinosa Chepe, economista independiente
LA HABANA, noviembre - En el 55 Período de Sesiones de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, nuevamente fue condenado el embargo económico
y comercial que sostiene el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba desde
hace años. La prensa oficial con su absoluto monopolio, igual que en
ocasiones anteriores, ha querido presentar el resultado de la votación
como un respaldo al régimen y, a esos fines, desarrolla una fuerte campaña
propagandística para tratar de manipular la opinión pública
nacional.
El objetivo perseguido es ocultar que la comunidad mundial deplora la
aplicación del embargo, al considerarlo un mecanismo violatorio del
derecho internacional, y a la vez probadamente incapaz de promover el respeto a
los derechos humanos y la democracia. Pero en ningún momento su condena
significa un mínimo respaldo a la situación económica, política
y social imperante en la Isla. Países como Noruega o Francia, esta última
en representación de la Unión Europea, explicaron su voto e
hicieron claros llamamientos al gobierno de La Habana para que respete los
derechos humanos y se una a las corrientes democratizadoras que actualmente se
imponen.
Resalta el hecho de que entre los votantes contra el embargo están
todas las naciones (excepto Estados Unidos por supuesto) que condenaron al
Gobierno cubano en la Comisión de Derechos Humanos (CDH) hace pocos
meses. Recuérdese que por ello fueron atacadas enérgicamente y
acusadas de ser meros títeres de Washington. Especial virulencia tuvieron
los reproches contra la República Checa y Polonia, países
promotores de la resolución condenatoria. En ese marco, se organizaron
manifestaciones frente a la embajada checa en La Habana, donde se lanzaron todo
tipo de improperios contra el pequeño país europeo.
Ahora, los que en abril fueron denunciados como fantoches y "agentes
del imperialismo", son convertidos por obra de magia en la conciencia
universal, y se presenta la votación en la Asamblea General de la ONU
como un triunfo de la diplomacia del régimen. Ese doble rasero para medir
y presentar los hechos también indica el menosprecio de las autoridades
cubanas por la inteligencia de su pueblo.
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